domingo, 19 de agosto de 2007

Carmen 17 años. Latores.



Lunes. No entra en clase, no quita el abrigo ni la mochila.
Martes. Se sienta en el suelo, le gusta bailar con Fernando.
Miércoles.Vuelve al pasillo, desde la puerta observa, asoma la cabeza con curiosidad,le gustan los títeres .Por fin entra y se sienta en la silla amarilla de medio lado, sin levantar la vista.
Durante meses Carmen fue incapaz de mirar a la ventana.
Un día descubrió el teatrillo y se puso el títere en el dedo, sonrió, quería ser policía. El miedo que sentía nos dejaba sin habla durante los pequeños trayectos que hacia por el taller.
El miedo, ese gran monstruo que se apodera de nuestra voluntad y nos deja indefensos.