sábado, 24 de febrero de 2007

Cosas mías

Mi padre se muere
11 de enero de 2001

Le miro y no se si está vivo o muerto, los ojos se le están yendo de la habitación, y ni siquiera ronca, su respiración es suave se apaga , se va.

A veces cuando le da el hipo, me da miedo que sea el último día, alguien me contó lo del hipo que aparece poco antes de morir. Pero es tan extraño que no ronque como que no pueda hablar, y esas lagrimas que le salen.

¿Me conocerá?, hoy está mas cerca de la muerte y mas lejos de todos nosotros, lo veo mas plácido y hasta sereno.Ojalá tenga un buen viaje.

No encuentro las palabras.

martes, 20 de febrero de 2007

Eduardo Galeano

El arte para los niños

Ella estaba sentada en una silla alta, ante un plato de sopa que le llegaba a la altura de los ojos. Tenia la nariz fruncida y los dientes apretados y los brazos cruzados. La madre pidió auxilio: - Cuéntale un cuento Onelio - pidió - . Cuéntale, tú que eres escritor.

Y Onelio Jorge Cardozo, esgrimiendo una cucharada de sopa, comenzó su relato:

- Había una vez una pajarita . Que no quería comer la comidita. La pajarita tenía el piquito cerradito, cerradito, y la mamita le decía :" Te vas a quedar enanita, pajarita, si no comes la comidita. " Pero la pajarita no hacía caso a la mamita y no habría su piquito ...

Y entonces la niña lo interrumpió :

- Que pajarita de mierdita - Opinó.

Eduardo Galeano

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

¡Ayúdame a mirar!


Fernando Pessoa

Para ser grande, sé entero: nada
Tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
En lo mínimo que hagas,
Por eso la luna brilla toda
En cada lago, porque alta vive.

sábado, 17 de febrero de 2007

Cosas mías

Aviso a la familia y amigos de cómo prefiero morir

Prefiero morir lejos de hospitales.

Ahorradme el paseo de las batas blancas con sus tonos compasivos y sus palabras infantiles, ahorradme molestar a compañeros de habitación que quieran distraerse con la televisión o la radio, ahorradme las visitas de familia extraña y conversaciones vacías, abrid la ventana, dejadme respirar el aire y así placidamente dejadme dormir tranquila, sabré por las miradas cuando se acerca la hora.
Y cuando mi cerebro no sea mío, no tratéis de estirar mi tiempo artificialmente.
Enterrad mis dolores y mis miedos en la fosa más profunda y dad lo que de mi cuerpo pueda servir a otros transformando la muerte en vida, y si algo queda esparcid las cenizas a los vientos de La Torna, para que la vinca y el laurel sigan creciendo.

Fragmento de Alfanhuí

“Alfanhuí conocía bien la leña. Sabía los maderos que daban llamas trises y los que daban llamas alegres; los que hacían hogueras fuertes y oscuras, los que claras y bailarinas, los que dejaban rescoldo femenino para calentar el sueño de los gatos, los que dejaban rescoldos viriles para el reposo de los perros de caza.

Alfanhuí había aprendido a conocer la leña en casa de su madre donde también se encendía fuego y supo que el fuego de su maestro era como el fuego de los tios maternos, de los viajeros que llegaban vestidos de gris”

……….”Luego me explicó como era la flauta. Dijo que era al revés de las demás y que había que tocarla en medio de un gran estruendo, porque en lugar de ser, como en las otras, el silencio, fondo y el sonido, tonada, en ésta el ruido hacía el fondo y el silencio daba la melodía.

La tocaba en medio de las grandes tormentas, entre truenos y aguaceros y salían de ella notas de silencio, finas y ligeras, como hilos de niebla. Y nunca tenía miedo a nada.

Rafael Sánchez Ferlosio

lunes, 12 de febrero de 2007

Cuento para días grises

TAMBIÉN ESTO PASARÁ

Había una vez, en un país muy lejano un rey, que gobernaba a su pueblo según sus estados de ánimo. Cuando estaba enojado, su comarca era avasallada por terremotos y tormentas, cuando estaba de buen humor, la comarca se llenaba de sol, y aire limpio y calido... y así de acuerdo a sus estados de ánimo la comarca era gobernada por un sinfín de climas diferentes. La gente de allí preocupada por el destino que los esperaba día tras día, solicitaron que al rey lo viera un hechicero . Por el palacio real desfilaron, magos, hechiceros, bufones y sabios y ninguno pudo lograr que el rey cambiara su forma de gobernar. Un buen día se corrió la voz de que el hombre más sabio del mundo visitaría la comarca vecina. El rey envió llamarlo para que este lo ayudara. Al llegar a la comarca, la lluvia azotaba hacia días la ciudad y toda la gente parecía amargada y triste, el sabio pregunto a un campesino que sucedía y este le dijo que el rey estaba triste y por eso hacia días que llovía y que hasta que el rey no cambiara su estado de ánimo seguiría así. Cuando el sabio llego, tuvo una audiencia en privado con el rey, que duro unas horas. Cuando terminó la entrevista, el sabio le solicitó al rey que le entregara unas piedras preciosas y unos cuantos gramos de oro, para prepararle una cura. Pasó un mes y el sabio regresó a la comarca, y se encontró con una gran tempestad, nuevamente tuvo una audiencia en privado con el rey y le entrego un anillo, hecho con el oro y las piedras preciosas que le había solicitado. El rey le pregunto si esa era la cura y el sabio le respondió: "cada vez que sientas que un estado de animo te gobierna, quítate el anillo y lee la inscripción que lleva dentro", y se marchó. Pasaron los años y la comarca se volvía cada vez mas próspera y el rey parecía estar siempre alegre, las tierras se volvieron fértiles y el clima siempre era bueno. Todos estaban muy intrigados por conocer el secreto pero el rey jamás lo reveló. Así pasaron los años y todo transcurrió en paz y armonía, la gente era verdaderamente feliz y el rey se había curado de su mal.
Cuando el rey murió, uno de sus consejeros, tomo su mano y le quitó el anillo, para leer la inscripción. Para sorpresa de todos el anillo solo decía :"
TAMBIÉN ESTO PASARÁ".

(Autor desconocido)

martes, 6 de febrero de 2007

Momentos felices

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,

y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
--el pitillo en los labios, el alma disponible--
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro --sé que todo es fiado--,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
"Estaba justamente pensando en ir a verte."
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

Gabriel Celaya

lunes, 5 de febrero de 2007

casas-árbol

Los troncos son los cimientos y las ramas las paredes de estas casas que evolucionan con el tiempo.

Yaiza Martínez.

Arquitectos norteamericanos han concebido un modelo de vivienda que revoluciona el tradicional concepto de construcciones verdes o ecológicas. Proponen construir viviendas usando como material básico árboles vivos, no madera inerte. Los troncos sirven de cimientos y las ramas de paredes, que se sellan con arcilla para aislarlas del exterior. A medida que las ramas crecen, la casa aumenta de tamaño y cambia su aspecto exterior, que sigue la evolución del árbol. Son casas que, al igual que los árboles, son autosuficientes, tienen una larga vida y evolucionan con el tiempo. Un prototipo que se aproxima a esta idea será construido en California para testar el sistema. Por Yaiza Martínez.

Los troncos de los árboles conforman la base estructural de estas construcciones, mientras que las ramas forman un entramado y se convertirían en las paredes y el tejado. Este denso tejido se completa con otras plantas crecederas.

En el interior, un material compuesto de arcilla y paja aisla la construcción de la humedad, cubriendo los huecos que queden en el trenzado. Asimismo, se le añadiría una capa de arcilla, como si fuera yeso, con fines estéticos.

Este material compuesto de arcilla y paja ya se utiliza en algunas construcciones, y se ha demostrado que es eficaz y perdurable. A medida que las ramas crezcan y los trenzados aumenten, la casa podría aumentar su tamaño, así como su capacidad de protección.

Frescor y calor

Mitchel Joachim ha ideado además unas ventanas fabricadas con plásticos cuya base sea la soja, y que por su flexibilidad se adaptarían al crecimiento del árbol con el paso del tiempo.

El agua necesaria para la vivienda se almacena en el tejado y circula gracias a la gravedad que la atrae al interior. Asimismo, el estanque de agua está también “habitado” por bacterias, peces y plantas que consumen residuos orgánicos, de manera que naturalmente el agua se purifica.

El agua almacenada sirve al mismo tiempo para hidratar las plantas y el árbol que forman la casa. Éstos, a su vez, producen un vapor durante su transpiración que se aprovecha para refrescar el hogar. El agua que se obtiene de dicho vapor también se conserva, cerrando así el ciclo del consumo y recuperación del agua. Por otro lado, es posible instalar un sistema de descomposición de materia orgánica que genere cómpost, empleado como abono en agricultura.


Cosas mías

Tengo que limpiar los cristales de las ventanas

Cualquier día dejará de pasar la luz.

¿PARA QUÉ SIRVE LA CREATIVIDAD?

la creatividad puede ser considerada como el antídoto ante el aburrimiento en el vida diaria. Aunque la creatividad no nos conduzca a la fama ni a la fortuna puede hacer algo que desde el punto de vista individual es incluso más importante, puede hacer más vivas, más agradables y más gratificantes las experiencias cotidianas (Csikszentmihalyi, 1996). Si aprendemos a ser creativos en el campo de lo cotidiano puede que no cambiemos el modo en que las generaciones futuras vean el mundo, pero cambiaremos la forma en que lo experimentamos (Csikszentmihalyi, 1996) y eso es un objetivo por el que merece la pena apostar.

Aprender a mirar

José Antonio Marina


Al mirar un cuadro una persona puede percibir un conjunto de manchas de colores y otra puede percibir sugerentes formas de entender el mundo.

Muchas veces la falta de creatividad es más un problema de quienes tienen que apreciarla que de quienes la manifiestan en aportaciones concretas. Csikszentmihalyi decía que lo que frena la creatividad no es siempre la falta de productos, ideas, obras originales y novedosas, sino la falta de interés manifestada por los observadores.

Saber mirar es más difícil de lo que parece. Con frecuencia vemos sólo aquello que está de acuerdo con nuestros prejuicios, miedos o aficiones. Hay un empequeñecimiento del mundo, una mirada en túnel que nos impide ver una parte del paisaje. Les pondré un ejemplo. Un hombre camina por el campo y ve el tronco de un árbol partido por un rayo. El acontecimiento es vulgar, pero este hombre es un poeta, Antonio Machado, y lo que él ve, sin embargo, no es nada vulgar. Lo contó en un poema:

Al olmo viejo, hendido por el rayo

Y en su mitad podrido,

Con las lluvias de abril y el sol de mayo

Algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina

Que lame el Duero! Un musgo amarillento

Le mancha la corteza blanquecina

Al tronco carcomido y polvoriento. ………..

domingo, 4 de febrero de 2007

EL ALMA

Carl Zimmer (Del programa Redes)
la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente surgió hace mucho tiempo, tal vez hace un millón de años, o unos cuantos cientos de miles de años. Podemos obtener pruebas de esta evolución realizando estudios psicológicos en la gente. Tendemos a ver un agente en las cosas. Nuestros cerebros están programados para entender las intenciones de los otros, pero también podemos llegar a ver una intencionalidad en un círculo que se mueve por la pantalla: si se desplaza de un modo concreto, quizá digamos: «¡Mira, el círculo está persiguiendo al cuadrado!». Así que imponemos un alma incluso en las formas abstractas. Se trata de un instinto muy nuestro. Me parece que es bastante fácil que ese instinto de entender a la gente diera lugar al concepto de alma, y no solamente en la gente; en la Edad Media se creía que incluso los árboles, o las rocas, tenían alma.

Sin duda en el antiguo Egipto creían que el corazón era el centro de la vida, que el alma residía en el corazón. Aristóteles también pensaba que el corazón constituía el centro de la vida. Muy poca gente pensaba en el cerebro como lo hacemos ahora, como el lugar en el que se ubica nuestro sentido del yo, nuestra personalidad, nuestros recuerdos, etcétera. El corazón fue un concepto muy poderoso que estuvo vinculado al alma durante siglos. En la Edad Media, se creía que cada persona tenía tres almas: una en el hígado, otra en el corazón, y luego estaba el alma racional, el alma del cristianismo, que no se ubicaba en ningún lugar concreto porque se trataba de un alma inmaterial. Así que el corazón siguió considerándose como un órgano central en lo relativo al alma, y por eso tenemos imágenes de Jesús abriendo su corazón. De este modo se nos muestra su verdadero yo, porque todos pensaban que allí residía el alma, que lo más recóndito de cada ser estaba en el corazón. Jesús no abre su cráneo y nos muestra su cerebro.

Y entonces llega este médico británico, inglés, Thomas Willis, sobre el que versa tu fantástico libro… él es el primero que dice: «¡todo está en el cerebro!». Y en cierto modo, como veremos, se refería al hecho de que el alma se transforma en carne en el cerebro. Esto es de lo más revolucionario, Afirmaba que la memoria, la capacidad de aprendizaje y las emociones eran en realidad producto de los átomos del cerebro, de la química. Nadie había pensado eso antes. Claro, hoy en día todos pensamos así, lo damos por sentado; pero en el siglo XVII fueron Thomas Willis y sus colegas los que llegaron a esta idea por primera vez. Se trataba de una idea bastante revolucionaria por aquel entonces.

¿Sabes? Puedes modificar tu cerebro tomando una copa de vino… es decir, no es tan difícil modificar el cerebro. La pregunta es: ¿cambiará del modo que realmente quieres? ¿Y es la mejor manera de cambiarlo?

Cosas mías

Otra mujer asesinada
La ONU ha considerado la violencia doméstica contra la mujer como el crimen encubierto más frecuente en el mundo. La última mujer asesinada vivía en mi calle, una calle tranquila.
12 puñaladas, un marido que no soportaba la separación y una mujer menos.
Los infiernos del hogar, dulce hogar.

sábado, 3 de febrero de 2007

Kavafis

A medianoche, cuando oigas de repente
una invisible procesión que pasa
acompañada de exquisitas músicas y voces
no lamentes -en vano- las suerte que pierdes:
tus trabajos perdidos, tus planes
que terminaron en deseos.
Como quien lo esperaba, con valor.
di adiós, a Alejandría, que se aleja.
No te engañes, no digas que es un sueño.
que tu oído se equivoca.
No te engañes en vanas esperanzas.
Como quien lo esperaba, con valor,
como corresponde a alguien que merecía
una ciudad como ésta,
con paso firme acércate a la ventana
y escucha, con profunda emoción,
sin lamentos, sin súplicas cobardes,
como un último placer, los sonidos.
los maravillosos instrumentos, de esta secreta procesión,
y di adiós a Alejandría que así pierdes.

Guillermo Rendueles y la eutanasia

GUILLERMO RENDUELES
G. Steiner, en sus maldiciones a la criminalidad nazi, había deseado que el alemán nunca más sirviese para escribir poemas o trasmitir verdad. Una lengua que había utilizado lemas tan bellos como «El trabajo os hará libres» para adornar la entrada a los campos de exterminio habría quedado inútil para trasmitir verdad o belleza. Para burla de Steiner -también de la justicia histórica- no sólo los usuarios de esa jerga nazi logran ganar el premio Nobel, sino que los eufemismos que sirvieron para encubrir el exterminio de al menos un cuarto de millón de enfermos mentales empieza a presidir el discurso de los intelectuales con certificado progresista del grupo Prisa.

Eutanasia o eugenesia no son términos inventados por la canalla nazi -su debilidad mental no les permitía tal nivel de abstracción- sino que la genealogía de esos términos procede de los grupos darwinistas que lograron plasmar en leyes una reducción de la selección natural. Desde los muy democráticos y socialdemócratas estados del norte de Europa hasta los muy evangélicos Estados Unidos (existe abundante bibliografía de la eugenesia democrática), los sanitarios trataron a sus poblaciones como los ganaderos a sus crías. En Alemania el texto más influyente para abrir camino a la legislación nazi es el muy científico tratado de Binding y Hoche sobre la «Autorización para eliminar las vidas indignas de ser vividas» en el que junto a excelentes estudios epidemiológicos sobre la descendencia de oligofrénicos, se insiste en la piedad para con aquellos seres «espiritualmente muertos», «obligados a sufrir y que implícitamente solicitan un piedad social con su muerte». Tampoco la convulsa España de los años treinta se libró de esta peste. En la muy izquierdista «Revista para la reforma sexual» Hildegart Rodríguez propagaba las virtudes terapéuticas del gas zyclon para eliminar el sufrimiento de las vidas sin valor. Tesis con la aprobación de los más distinguidos intelectuales republicanos. Para mí vergüenza, por compartir ese izquierdismo, idénticas tendencias presidieron los conflictos en la psiquiatría franquista: mientras un psiquiatra militar partidario del exterminio de los rojos, como Vallejo Nágera, se manifestaba contrario a la eugenesia los más ilustres psiquiatras republicanos escribían desde México a favor de la esterilización de los psicópatas.

Los medios adictos a Prisa difunden un versión «light» de la ideología eutanásica: las «noticias» que difunden son casos extremos en los que ninguna persona sensata puede oponerse a la libre decisión personal de matarse. Pero nuestra historia más negra en estos aspectos no es el resultado de las malas intenciones sino de acciones no buscadas con un bien. De ahí que la clave rosa con la que «El País» cuenta la historia de Madeleine resulta tan vomitiva. La muerte es siempre una situación trágica que requiere decoro extremo. Frivolizarla y convertirla en una especie de acompañamiento festivo que se inicia con ofertas de «cava, vino, saladitos o pasteles» y se continua con risas y poesías-chistes, como describe el rotativo mencionado, es tan falso como obsceno. La estrategia para hacer digerible la discusión de una ley no debería propagar tales falacias sino anticipar la caja de Pandora que abre y recordar el uso que se está dando aquí y ahora a la ley del aborto: de una intervención pensada para unos cientos de casos extremos, se pasó al uso por motivos banales en casi cien mil fetos al año. Sí una enfermedad desmielinizante que no es mortal a corto plazo es puesta como ejemplo de motivo justo para una muerte libre y digna ¿el caso de un esquizofrénico defectual que también va a sufrir una enfermedad deteriorante y progresiva, si libremente decide morir, debe ser ayudado? O más fácil todavía ¿la anoréxica o el bipolar que en pleno uso de razón piensen que no es vida digna la sometida a la gordura o la toma continua de fármacos, deben ser autorizados y ayudados en su deseo de muerte? ¿Tiene sentido que la lucha contra el suicidio fuese el lema del último aniversario mundial de la salud mental?

Supongo que es tan fácil como falso argüir sobre leyes que limiten esos casos. Una población con la picaresca como guía moral tal la española, no me cabe duda de que hará prevalecer los resultados no buscados con la ampliación progresiva de casos (yo también conozco estadísticas belgas). Los miles de viejos que hoy se asilan «por no dar que hacer» a sus familias serán serios candidatos a solicitar esa muerte piadosa justificada en la suma de la patologías múltiples que siempre padecen.
Hans Jonas, que vivió en el monstruo, nos exhorta en sus manuales de ética a no correr riesgos innecesarios que puedan comprometer el futuro de las generaciones que nos continuarán. Abrir hoy un diálogo que liberalice la legislación eutanásica supone una de esas temeridades gratuitas. Sin el exhibicionismo que lo acompañó, el caso de Madeleine no supone ningún delito ni problema: ella adquirió el cóctel farmacológico que la mató y supongo que sin la cobertura de «El País» cientos de casos similares se producen cada año. Hoy por hoy en España los cuidados paliativos son estupendos y cualquiera que haya necesitado en Gijón los servicios de hospitalización a domicilio puede dar fe de ello. En idéntico sentido cuando he visto morir a alguien en el hospital, la sedación le ha permitido una muerte dulce.
Los problemas de morir en el hospital se centran en la falta de intimidad, que resulta indignante: la última vez que acompañé a un amigo moribundo mientras él dormía dulcemente sus cuatro últimas horas, su compañero de habitación -que tuvo que estar casi una hora con mi amigo muerto- quería encender la televisión porque no comprendía lo que pasaba. Hablar de eutanasia por parte de políticos cuando no se ha logrado que los enfermos moribundos y sus familias tengan una habitación individual que permita un digno ritual de despedida, supone un acto cínico que recuerda la banalidad del mal de los médicos nazis: no eran sádicos poseídos por el demonio, sino probos funcionarios, simples siervos deseosos de cumplir sus deberes para con el amo-Estado y sus gerentes.


Guillermo Rendueles .Psiquiatra.

Tarta de queso

Ingredientes :

Para una tarta de 6 raciones:

  • 30g. de harina fina de maíz(maizena)
  • 100cc de requesón o queso de Philadelphia
  • 3 huevos(3 yemas y 3 claras por separado)
  • 20g de azúcar
  • 30g de pasas de frutas del bosque.

Elaboración:

1-En un recipiente adecuado (bol) se mezclan el azúcar 50g y la harina, después se añaden por este orden, la nata, el requesón y las yemas. Hay que remover cuidadosamente hasta lograr una mezcla homogénea y muy fina.

2-Aparte, en otro bol, se baten las claras hasta punto de nieve y se edulcoran con los 20g de azúcar. Este merengue se incorpora a la mezcla anterior removiendo con sumo cuidado y siempre en el mismo sentido para evitar que las claras “bajen”.

3-Se forran paredes y fondo de un molde circular de 20 cm de diámetro con pasta brisa(pasta quebrada, se elabora con harina, azúcar, agua, mantequilla y huevo, 80g de mantequilla, 1 huevo, 50 g de azúcar, 200g de harina. La justa cantidad de agua para que la pasta se mantenga ligada porque si tiene mucho liquido endurece al hornear, si tiene poco , desmigará)

Se esparcen las pasas y se rellena con la masa de queso.

Hornea durante media hora a una temperatura de 160ºC . Ya en su punto, se saca del horno, enfría y desmolda.

Requesón fresco, que no esté enranciado o tenga sabor amargo

León Felipe

"Voy con las riendas tensas

y refrenando el vuelo

porque no es lo que importa llegar solo ni pronto

sino llegar con todos y a tiempo"

Bertrand Russell

"Si no tuviéramos miedo de la muerte, no creo que la idea de inmortalidad hubiera surgido siquiera"

Bertrand Russell

Don Quijote

“Si alguna vez necesitas una

mano amiga –le decía don Quijote

a Sancho Panza–, recuerda

que ésta se encuentra al final de

tu brazo.

Paul Auster

viernes, octubre 20, 2006

Discurso íntegro de Paul Auster

No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe…, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.
Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?
En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.
Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.
De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.
Nunca he querido trabajar en otra cosa.

Los tesoros de Carmen









Era noviembre,
una casa acogedora
la amistad
y el silencio del monte.

Carmen nos enseña
los tesoros de una vida.
tesoros que a veces se pierden
y se encuentran de nuevo
pequeños y hermosos tesoros.

Mario Benedetti

PAUSA
De vez en cuando hay que hacer
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

Fernando Savater

Para Heidegger, como para Borges (¡por eso quería refutar el tiempo!), estar hechos de tiempo significa estar abocados a la muerte, resbalar sin tregua hacia ella. ¡Qué poco nos importaría el tiempo en ninguna de sus formas o medidas si nos creyésemos inmortales! Nos desentenderíamos de él como los niños pequeños, que nos dicen "¿te acuerdas de ayer...?" y se están refiriendo al verano pasado... ¡o a esta misma mañana! La temporalidad es la conciencia de nuestro tránsito hacia la muerte y del tránsito hacia su acabamiento o ruina de las cosas que más amamos. Por eso nos urge, por eso nos angustia, por eso nos empuja a la melancolía ... o al desafío. Ser temporales (sabernos temporales) es siempre vivir "poco", pero también proporciona un sabor fuerte, intenso, a la brevedad vital que paladeamos. La vida nunca puede dejarnos indiferentes porque siempre se está acabando: y el acecho de la muerte vuelve desgarradoramente interesante el más insípido de los momentos. (F.Savater)

NO DESISTAS

Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
¡pero nunca desistas!

Tras las sombras de la duda
ya plateadas, ya sombrías,
pude bien surgir el triunfo
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figúrate cuan cercano,
pueda estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano.

Lucha, pues por mas que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo este peor,
mas debemos insistir.


Rudyard Kipling

NADA ES LO MISMO. Ángel González

La lágrima fue dicha...

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

Mujeres

Mujeres
Santiago Gamboa *





Es el único tema en el que soy radical e intolerante. En el que no escucho razones: las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto.

Hoy tienen treinta y pico, cuarenta, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo endiabladamente seductoras, a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitonea sus muslos y las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.

Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa. Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como una ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante. ¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!

Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de los Beatles, de Bob Dylan, de Lou Reed, el mejor cine de Kubrick y el inicio del boom latinoamericano, son seres excepcionales. Herederas de la “revolución sexual” de la década del 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo, recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción. Jamás vieron en el hombre a un enemigo, a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades, pues emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico. Decidieron pactar para vivir en pareja, esa forma de convivencia que tanto se critica pero que, con el tiempo, resulta ser la única posible, o la mejor al menos en este mundo y en esta vida.

Son maravillosas y tienen estilo, aun cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se adornaron con collares precolombinos, se cubrieron con suéteres de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o de sábado después de bailar “El ratón”, de Cheo Feliciano, en La Teja Corrida o en Quiebracanto, con algún amigo que les habló de Kafka, de Gurdjieff y del cine de Bergman.

Al fondo de sus mochilas arahuacas había paquetes de Pielroja, libros de Simone de Beauvoir y casetes de Víctor Jara. Y al dejarnos, cuando no les quedaba más remedio que dejarnos, nos dedicaban esa canción de Héctor Lavoe que es a la vez un clásico del periodismo y del despecho, y que se llama “Tu amor es un periódico de ayer”. Se vistieron de luto por la muerte de Julio Cortázar, hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo; bebieron ron cubano y aprendieron de memoria las canciones de Silvio y de Pablo; conocieron los sitios arqueológicos de San Agustín y Tierradentro (en esa época se podía ir sin temor a la guerrilla, qué nostalgia), fueron con sus novios a las playas del parque Tayrona, durmiendo en carpa y dejándose picar por los mosquitos, porque adoraban la libertad, algo que hoy le inculcan a sus hijos, lo que nos hace prever tiempos mejores y, sobre todo, juraron amarnos para toda la vida, algo que sin duda hicieron y que hoy siguen haciendo en su hermosa y seductora madurez.

Supieron ser, a pesar de su belleza, reinas bien educadas, poco caprichosas o egoístas. Diosas con sangre humana. El tipo de mujer que, cuando uno le abre la puerta del carro para que suba, entra y se inclina sobre la silla del conductor y le abre a uno desde adentro. La que recibe a las cuatro de la mañana a un amigo que sufre, aunque sea su ex novio, porque son maravillosas y tienen estilo, aun cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan, pues su sangre no es tan helada como para no escucharnos en esa necesaria y salvadora última noche en la que están dispuestas a servirnos el octavo whisky y a poner por sexta vez esa melodía de Santana.

Por eso, para los que nacimos en la década del 60, el día de la mujer es en realidad todos los días del año, cada uno de los días con sus noches y sus amaneceres, que son más bellos, como dice el bolero, cuando estás tú. ¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!

El hotel de las novias….blog profesor Rafael robles

El otro día, recorriendo una de las bellas librerías de Teherán, me encontré con la obra de teatro de Chista Yasrebi El hotel de las novias (editorial Namira, Teherán, 2004) y no me pude resistir a comprarlo.
Esta obra trata sobre dos mujeres enfrentadas al paternalismo y violencia machista. Las reflexiones de las víctimas van surgiendo desde lo más profundo de su dolor logrando conmover al lector. Me ha transmitido tantas sensaciones que estoy pensando en traducirlo al castellano con la ayuda de algunos iraníes y ¿por qué no? que la represente alguien algún día en la lengua de Cervantes.
Ahí va uno de los monólogos más dramáticos (perdonen la traducción improvisada) sobre el asunto del sighe:
LA MUJER (A): La primera noche él durmió en otra habitación pero me convenció para que le planchara su camisa porque se le había arrugado. Me molestó un poco pero él me aseguró que no sabía hacerlo. Me lo agradeció tanto que me autoconvencí de que ese detalle carecía de importancia. Pensé que ayudarle no supondría ningún problema.
La segunda noche, después de cenar, me pidió que le cosiera el botón de su chaqueta. Me dijo que el botón se le descosió hace unos días y que no encontraba a nadie para cosérselo. Sentí pena por él. Por eso se lo cosí (Se limpia los ojos con un pañuelo).
Quise llamar a una de mis amistades. Él se sentó junto al teléfono para escuchar lo que yo decía. Después de un rato, cogió el teléfono de repente para saber si era un chico o una chica quien hablaba conmigo. Me lo devolvió cuando se aseguró de que la otra persona era una chica. Se enfadó y dijo: "¡Deja de hablar pronto! ¡No te doy dinero para que gastes tu tiempo hablando por teléfono! Luego me quitó el teléfono y lo desconectó cuando yo no había acabado mi conversación.
Me enfadé y quise abandonar la habitación para telefonear a mi amiga. Pero él cerró la puerta. Yo rompí a llorar. Se acercó y me dijo que me amaba y que por eso no quería que yo hablara con nadie más que él. Que yo debería pasar mi tiempo sólo con él. Que él necesitaba todo mi afecto. Dijo que nadie le apreciaba. Después me trajo una taza de té y me explicó brevemente algunas historias sobre su soledad.
Por la noche me pidió que le hiciera un masaje en los pies. No acepté pero él me abofeteó y me dijo que llamaría al recepcionista del hotel para llevarme abajo si hacía cualquier ruido. Por eso le hice el masaje en los pies.
Por la noche, mientras yo dormía, se acercó a mi cama. Primero le supliqué. Después se enfadó y me golpeó. Me dijo: "¡me quejaré de ti! ¡Diré que mi mujer me engaña con otro!" Me dijo que encontraría a dos testigos que declararan falsamente contra mí, y depués me darían latigazos. (Se cubre la cara).
Decidí gritar. y salir corriendo de la habitación pero él la había cerrado con llave. Dijo que nadie podría oír mi voz, incluso aunque gritara mucho y que, si me oyeran, nadie intervendría en una discusión de pareja.
Además sólo es el hombre quien puede elegir. Un hombre puede golpear a su mujer hasta matarla si ella no le obedece. (Pausa).
Dijo: "No te he obligado a casarte conmigo para nada. ¡Yo tomé a una esposa para usarla!

MARIO BUNGE

La filosofía no se ocupa de averiguar quiénes somos, de donde venimos ni adónde vamos. La biología, la sicología y las ciencias sociales se ocupan de estos problemas. Por ejemplo, la biología evolutiva ha averiguado que los humanos y los monos antropoides tenemos precursores comunes; la antropología, la sicología y la sociología muestran que somos animales emocionales, intelectuales, trabajadores y sociables; y la historia y la politología sugieren que la humanidad no se dirige a ningún punto fijado de antemano, sino que, como dijo el gran poeta Antonio Machado, hace camino al andar.
En algunos círculos de pensamiento se afirma, a tenor de los conocimientos adquiridos sobre las facultades superiores, que nuestro organismo no está capacitado para llegar al fondo de la verdad que persigue la filosofía. ¿Considera al respecto que somos una especie condenada a no alcanzar nunca los últimos secretos del universo?

¿Cómo se puede saber que nunca podremos saber algo? Quien afirma que siempre se ignorará X erige una barrera arbitraria al avance del conocimiento, y por lo tanto es un oscurantista. A fines del siglo XIX Herbert Spencer, Emile Du Bois-Reymond y otros afirmaron que jamás se sabría lo que es el espíritu. Hoy sabemos una pila de cosas sobre el espíritu. Por lo pronto, sabemos que todos los procesos mentales son procesos cerebrales, gracias a lo cual se los puede modificar alterando su composición química y, en casos extremos, extirpando partes del cerebro o del sistema endocrino. Lo único que podemos afirmar es que, mientras quede gente curiosa, seguirán emergiendo problemas nuevos, cuya investigación arrojará nuevos resultados. Pero también podemos prever que, si se descuida la investigación básica, por darse prioridad al armamento y a la conquista territorial, la ciencia decaerá, y con ella la técnica. El que vayamos para adelante o para atrás depende exclusivamente de la ciudadanía en el caso de las democracias políticas, y de los mandalluvias en las demás.

Nuestra sociedad padece una profunda crisis de valores que aparenta ser el reflejo de la crisis de la filosofía. ¿Qué tendría que decir la filosofía actual sobre los valores que hoy predominan en la sociedad y por cuáles debería apostar para preservar la integridad de la especie y asegurar su progreso humano?

La filosofía, en particular la axiología, puede decir mucho acerca de los valores. Por ejemplo, que no existen de por sí, sino que son inventados y destruidos por los seres vivos; que los hay individuales, como el bienestar y la verdad, y sociales, como la justicia y la paz; que todos los valores son analizables a la luz de la razón y de la experiencia; etc. También los psicólogos sociales, antropólogos y sociólogos pueden decimos mucho acerca de los valores. Por ejemplo, se sabe que la gente se vuelve egoísta cuando se la oprime, porque el instinto de preservación prevalece sobre todo lo demás. También se sabe que la obsesión por el dinero tiene el mismo efecto socialmente disolvente. Y se sabe que los valores varían con las sociedades. Por ejemplo, la lealtad, la honestidad y la integridad familiar se aprecian más en las sociedades tradicionales que en las modernas. En cuanto a la preservación de la especie y el progreso, dependen del tipo de sociedad que elijamos. En este punto, los filósofos debieran de cooperar con los científicos sociales, para diseñar sociedades en las que se protejan los intereses individuales sin merma de los colectivos. En mi libro Las ciencias sociales en discusión (Sudamericana, 1999) propongo lo que llamo tecno-holo-democracia, o sea, democracia integral (política, económica y cultural) guiada por la técnica. Creo que ésta es una alternativa viable, tanto al capitalismo como a la tiranía estatista que se hizo pasar por socialismo. Mientras tanto, habrá que apuntalar al Estado del bienestar, que los conservadores están intentando desarmar, precisamente por ser el orden social menos imperfecto realizado hasta ahora.

Las cinco fases del cortejo

Las cinco fases del cortejo
Principios básicos del enamoramiento
Por Gaby VARGAS
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Una sonrisa, la cabeza ladeada y la mano que sube a peinarse el pelo para después bajar la mirada son algunos gestos que universalmente hace una mujer durante el coqueteo.Debajo de los muchos misterios del enamoramiento se encuentran principios básicos de biología y genética. La madre naturaleza inicia con una chispa la cascada de eventos que llevan al amor. ¿El fin? La reproducción de la especie.El cortejo es una serie de permisos interminables que se piden para llegar a la culminación del amor. Una persona muestra un poco de interés, la otra no lo rechaza, y la primera vuelve con una señal más fuerte para ver qué pasa. Las señales son infinitas.Después de cientos de horas de observación, los antropólogos David Givens y Timothy Perper llegaron a la conclusión de que son cinco las etapas del galanteo:
La primera fase es "captar la atención". Hombres y mujeres lo hacen de diferente manera. Primero cada uno establece un territorio; si se trata de un bar, puede ser una silla, un lugar para recargarse, un lugar estratégico y comienza el juego.Las tácticas varían.
Los hombres se estiran, se paran derechos, con los hombros hacia atrás y con un balanceo cambian el peso de un pie a otro.Exageran los movimientos corporales. En lugar de mover la muñeca para agitar la bebida, usan todo el brazo como si estuvieran batiendo lodo. Al prender un cigarro, lo hacen con un movimiento elaborado que termina con una fuerte sacudida de brazo para apagar el cerillo. Si el lugar es oscuro, sostienen el cerillo encendido cerca de la cara por más tiempo del necesario para alumbrarse. Al reírse lo hacen con todo el cuerpo y tan fuerte como para atraer una multitud.
Las mujeres usan muchas de estas mismas tácticas además de algunos gestos muy femeninos como: caminar con un enfatizado movimiento de cadera, levantar la ceja, torcerse el pelo, se ruborizan, miran tímidamente, esconden la cara acompañada de risitas. Todo esto para señalar "aquí estoy".
La segunda fase es "el reconocimiento". Las miradas se encuentran. El contacto visual tiene un efecto inmediato, no se puede ignorar unos ojos que nos miran.La persona observada puede responder de dos maneras: sonreír e iniciar una conversación o desviar la mirada. Para aliviar la tensión de sentirse observada, la persona hará un "gesto de desplazo", como jugar con los lentes, ajustarse el suéter, tocarse la oreja, etc.Si la persona decide acceder, girará su cuerpo hacia el otro y acortarán la distancia. Este puede ser el comienzo del idilio.
El punto de más riesgo es la fase tres: "hablar". Esto comienza con frases de poco significado. Desmond Morris lo llama "plática preparatoria", como: "me gusta tu reloj" o "¿cómo está la comida?".Con frecuencia es una pregunta o un halago que requiere respuesta. Esta plática se diferencia porque la voz se hace más suave, en tono más alto y canturreada. Se usan tonos como los que empleamos para hablarle con afecto a un niño. Lo que se diga es menos importante que cómo se diga. El momento que abrimos la boca para hablar es crítico. La voz es como una segunda firma que revela no sólo nuestra intención, sino nuestros antecedentes, educación e idiosincrasias intangibles del carácter que pueden atraer o repeler de inmediato al prospecto.Givens y Perper atestiguaron cómo muchas conquistas se desvanecían en cuanto la conversación se iniciaba.
Sin embargo, si la pareja supera esta etapa y cada uno escucha activamente al otro, por lo general pasan a la cuarta fase: "tocar".
Todo comienza con "claves de intención": la persona se inclina hacia el frente, acerca su brazo o su pie al del otro. Movimientos de acercamiento muy calculados, que aparentan ser casuales. Llega el momento electrizante... el contacto físico. Por insignificante que éste sea, es de suma importancia. La piel es como un campo de pasto, en el que cada espadita es una terminación nerviosa capaz de grabar la experiencia en la memoria.Al contacto, el mensaje se recibe de inmediato. Si la persona corresponde con una sonrisa, una inclinación hacia delante, o una caricia, usualmente la pareja llega a la última etapa del cortejo:
Quinta etapa "la sincronía total del cuerpo"; esta es la fase más intrigante.Conforme la pareja se siente más a gusto uno con el otro giran sus cuerpos de manera que los hombros se alinean y quedan frente a frente. Esta rotación puede darse antes o durante la conversación. Después de un rato, el hombre y la mujer se comienzan a mover como si fueran uno. Si él toma de la copa, ella lo hace también. Si uno cruza la pierna, el otro hace lo mismo. Si se inclina a la derecha, el otro lo hará igual. Se mueven en un ritmo perfecto, mientras se miran uno al otro.Aunque el verdadero amor es profundo y complejo, esta danza del cortejo la motiva el instinto de la reproducción humana. Ella debe tener su ritmo, su cadencia y su tiempo. Si se intenta de una manera abrupta, se encontrará con el rechazo seguro. El cortejo es importante. No olvidemos que "el amor es el deseo irresistible de sentirse irresistiblemente deseado", según Louis Ginsberg.- G.V.-México, Distrito Federal, febrero de 2000.

Carl G. Jung

La triste verdad es que la auténtica vida del hombre consiste en un complejo de oposiciones inexorables: día y noche, nacimiento y muerte, felicidad y desgracia, bueno y malo. Ni siquiera estamos seguros de que uno prevalecerá sobre el otro, de que el bien vencerá al mal o la alegría derrotará a la tristeza. La vida es un campo de batalla. Siempre lo fue y siempre los será, y si no fuera así, la existencia llegaría a su fin.”

Carl G. Jung, El hombre y sus símbolos

psicología positiva

Una nueva corriente de la psicología redefine la felicidad a partir de las emociones positivas
El altruismo y el perdón son la base de la así llamada psicología positiva

Una nueva corriente surgida en el seno de la psicología parte de las emociones positivas, de las mejores cualidades personales y de las instituciones positivas para construir una nueva teoría de la felicidad que se sustenta sobre los valores individuales. Para esta escuela, entrar en el flujo de la vida es la clave de la felicidad, ya que cuando se sintoniza con esta corriente, las adversidades se viven con otra mentalidad y se obtienen amplias compensaciones psicológicas. Por Vanessa Marsh.

Las personas más felices son las que se rodean de amigos, no exageran las relaciones formales, viven a fondo la vida cotidiana y, sobre todo, las que perdonan más fácilmente los errores de uno mismo y de los demás, según una investigación realizada por el psicólogo de la Universidad de Pennsylvania, Martín Seligman .

Seligman explica en su libro Authentic Happiness que cada uno de nosotros posee un nivel personal de felicidad, ya que aunque una parte de ella depende de la capacidad para pensar positivamente, otra está condicionada por nuestra herencia genética.

Según detalla al respecto la Universidad de Pennsylvania, comentando la obra de Seligman, la subjetividad que emana de nuestros pensamientos y emociones tiene más importancia a la hora de experimentar felicidad que nuestro cuerpo físico, ya que el estado de salud sólo influye en la felicidad personal si existe una enfermedad grave.

Tres factores de felicidad

Para Seligman, la felicidad es el resultado de tres factores:

1) la capacidad natural de cada individuo, que determina biológicamente el nivel básico del bienestar al que puede aspirar
2) las circunstancias de la vida, ya que algunas condiciones como estar casado y vivir en un país democrático de algún modo parecen contribuir a la felicidad
3) la voluntad de cada persona para realizar lo que se proponga en la vida

Pasado, presente y futuro

Seligman explica que la sensación de felicidad puede referirse a tres dominios:

1) el pasado, que representa la satisfacción por lo hecho, la alegría de lo vivido, el cumplimiento de los objetivos, el orgullo de haberlo conseguido y la serenidad por estar donde se pretendía,
2) el presente, que representa la alegría por la vida, el éxtasis del momento, la tranquilidad, el entusiasmo, la exuberancia, el placer y el vivir el flujo de la vida
3) el futuro, representado por el optimismo, la esperanza y la confianza

Tres recomendaciones

Por ello, para mejorar la felicidad Sligman señala que hay que tener en cuenta estas recomendaciones:

A) para ser más feliz respecto al pasado,

1) hay que abandonar la creencia falsa de que las experiencias negativas pasadas determinan su presente y futuro
2) hay que aumentar la gratitud por las cosas buenas vividas en el pasado
3) hay que aprender a perdonar los errores pasados.

B) para ser más feliz en el presente, hay que distinguir placeres de satisfacciones. Los placeres son los que tienen componentes sensoriales y emocionales. Las satisfacciones son experiencias de flujo, actividades que nos gusta mucho hacer, pero que no vienen acompañadas de sentimientos o emociones. Las satisfacciones duran más tiempo que los placeres y se sostienen por nuestra voluntad. La llave de la felicidad está en realzar las satisfacciones.

C) para ser más feliz respecto al futuro, hay que asumir el optimismo esperanzador, basado en las experiencias pasadas bien asimiladas y en el fortalecimiento de las satisfacciones sobre los placeres.


Psicología positiva

Seligman es el más genuino representante de un nuevo concepto científico que es el de la psicología positiva. Hasta hace poco tiempo, la psicología ha trabajado en el tratamiento y disfunción de la mente, sin abordar el conocimiento del estado del bienestar para conservarlo y cultivarlo.

Esta es la misión de la psicología positiva, un nuevo movimiento que estudia la importancia de las emociones positivas, las cualidades personales y las instituciones positivas. El libro de Seligman es la primera obra de esta nueva corriente de la psicología.

Otro elemento fundamental de la felicidad es el altruismo, según otro destacado representante de la psicología positiva que es Mihaly Csikszentmihalyi.

Para este psicólogo de la Universidad de Chicago, el nivel de felicidad aumenta a medida que una persona es más altruista, ya que cuando dedicamos nuestro tiempo a los demás entramos en un nivel de fluidez que nos hace olvidarnos de nosotros mismos y de nuestras preocupaciones.

El flujo de la vida

En el caso de los adolescentes, esta teoría encuentra una expresión más práctica, ya que en esta fase difícil de la vida de los jóvenes, los que se sienten más felices son los que son capaces de observar sus actividades cotidianas tanto como un trabajo como un juego.

La satisfacción entre los jóvenes es aún mayor cuando el individuo tiene claro lo que quiere hacer y no se le exige nada más allá de sus capacidades personales, ya que de esta forma consigue mantenerse en su flujo personal y al mismo tiempo progresar en su formación.

Csikszentmihalyi sostiene que entrar en el flujo de la vida es la clave de la felicidad, ya que cuando se sintoniza con esta corriente, las adversidades se viven con otra mentalidad y se obtienen amplias compensaciones psicológicas.

La gratitud es otro elemento determinante de la felicidad. Considerada como la reina de todas las virtudes por los psicólogos, la gratitud empieza por apreciar las cosas más insignificantes de la vida y conduce al camino del perdón, tanto de los errores propios como de los ajenos, lo que permite al individuo alcanzar una visión altruista de la existencia que es la base de un mejor humor y de un mayor tono vital.

Estas actitudes ante la vida y nosotros mismos es la que convierte a la gente en menos solitarias y más felices, ya que les permiten perseguir sus objetivos personales sin la confrontación ni la envidia.

Inteligencia del Alma

La diferencia fundamental entre un hombre dormido y uno despierto, es que el despierto lo toma todo como una oportunidad de aprendizaje, mientras que el dormido lo toma todo como una bendición o una maldición.

J.M.Doria

Inteligencia artificial

Inteligencia artificial
El llamado problema del cuarto chino (Searle, 1980) puso en jaque a la validez de la inteligencia artificial. El argumento del cuarto chino es el siguiente: colocamos a un inglés (que no comprende el chino) en un cuarto cerrado, donde se encuentran símbolos en chino, e instrucciones en inglés de cómo manipular estos símbolos. Por una rendija, científicos chinos le dan al inglés instrucciones en chino, las cuales no comprende, pero guiándose por las instrucciones que tiene en inglés, manipula los símbolos que tiene en el cuarto de forma tal que obtiene una respuesta correcta en chino. La situación es la siguiente: el inglés da la respuesta correcta, tal como lo haría una computadora con "supuesta inteligencia", pero no es consciente de qué fue lo que hizo. Por lo tanto, las máquinas no pueden tener inteligencia, sólo es una farsa de ella.
Muy bien. El argumento del cuarto chino suena muy convincente, tanto, que ¿por qué no lo aplicamos a nosotros mismos? Por ejemplo: uno puede manejar un automóvil sin necesidad de saber mecánica. ¿Por esta razón no puede manejar? Creo que no. Los niños pueden manejar computadoras sin la necesidad de tener conocimientos profundos acerca de microprocesadores. No necesitamos saber qué es el amor para poder amar, ni necesitamos saber qué es la vida para poder vivir. ¿Cómo podemos pretender juzgar a una inocente computadora si tiene inteligencia o no porque no sabe qué es lo que hace, si nosotros tampoco sabemos cómo funciona nuestra mente? Dado que no sabemos precisamente qué es la mente, ni cómo funciona, no podemos utilizar este criterio para valorar la inteligencia en máquinas u otros animales.


¿Qué podemos entender por inteligencia?


Si no podemos comprender el funcionamiento de nuestra inteligencia, sólo podemos juzgar la inteligencia a partir de las acciones. Turing (1950) propuso una prueba para determinar la inteligencia en una máquina. Simplificando, sería esta: una persona interroga a un hombre y a una máquina, los cuales están aislados del interrogador. Si el interrogador confunde a la máquina con un hombre, esta máquina es inteligente. Nótese que no importa cómo funcione la máquina, con tal de que reproduzca el comportamiento humano.
Vemos que esta prueba depende del criterio del interrogador, quien juzga si las respuestas son satisfactorias o no. Extendiendo esta prueba, y basándonos en las ideas del Dr. Mario Lagunez, podemos decir que para que un sistema (hombre, animal, máquina) sea considerado inteligente, éste tiene que realizar una acción. Después, una tercera persona juzga si la acción fue ejecutada de una forma inteligente o no. Como vemos, un sistema puede ser inteligente para algunos y para otros no.
La inteligencia no se tiene, se exhibe.
Para comprender y para simular a la mente no sólo hay que preguntarse qué es y dónde se encuentra, sino también cómo llegó ahí. Es por esto que nuestro interés se enfoca hacia la evolución de la cognición.
Suponemos que el hombre evolucionó de animales con un menor desarrollo intelectual. No creemos que la mente se haya obtenido instantáneamente, sino por medio de largos procesos evolutivos. Primero, la selección natural determina que sobrevivan especies capaces de adaptarse a su medio. Mientras mejor se adapten, podríamos considerarlas más inteligentes. Ciertas especies, dependiendo de varias condiciones, se organizan en sociedades. Al formarse sociedades, para poder lograr fines comunes, se desarrollan medios de comunicación: lenguajes, tales como podemos percibir en insectos sociales (e.g. hormigas con feromonas, abejas con "bailes") y en varios vertebrados (e.g. ballenas con cantos, una multiplicidad de expresiones relacionadas con el apareamiento). Para que haya lenguajes, ya debe de haber ciertas construcciones conceptuales. Los conceptos se forman simplemente al repetirse una experiencia. Cuando se tiene un lenguaje se le puede asignar un nombre al concepto. Los conceptos pueden hacerse más y más abstractos, y el lenguaje permite que los conceptos sean transmitidos y discutidos. El lenguaje permite que los conceptos puedan sobrevivir a través de generaciones y evolucionar. Estos conceptos representan conocimiento. Es la acumulación del conocimiento lo que permite que se forme una cultura. La cultura retroalimenta al individuo, el cual puede desarrollar capacidades cognitivas facilitadas por la cultura.
Nosotros no somos muy distintos genéticamente a los hombres que cruzaron el estrecho de Bering hace alrededor de diez mil años. Pero intelectualmente, los avances en el último siglo han sido impresionantes. Estos avances se dan por la evolución cultural, no sólo por la natural.
Es claro que físicamente se requiere de un organismo que tenga capacidades cognitivas. Pero uno no nace con mente. La mente se forma dependiendo del medio con el cual tenga que contender.
Si queremos comprender y simular la mente, tenemos que comprender y simular todo el camino que la mente ha recorrido.

Hamlet Lima Quintana

GENTE

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.

Ventajas de llegar a los 50 y a los 60 mejor...

1. Si eres parte de un grupo de rehenes, serás de los primeros en ser liberado.
2. Nadie te pide que entres a rescatar personas de un edificio en llamas.
3. La gente ya no te considera hipocondríaco, ahora sí estás enfermo.
4. Ya sabes casi todo del largo y difícil camino de la vida.
5. Tu inversión en seguros médicos ya comienza a rendir frutos.
6. Tus articulaciones pronostican el tiempo mejor que los meteorólogos.
7. Tus secretos están seguros con tus amigos, ellos tampoco los recuerdan.
8. Tu dotación de neuronas activas llegó, por fin, a una cantidad manejable.
9. Puedes vivir sin sexo..., pero no sin tus lentes.
10. Si haces una fiesta, tus vecinos ni se enteran.
11. La ropa que te compras ya no pasa de moda.
12. En breve, no recordarás quien te mandó este mail, pero tampoco te importa

En la pagina de Eduardo Galeano

Puntos de vista
Si Eva hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?
Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas son puras mentiras que Adán contó a la prensa.
Puntos de vista/4
Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche.
En la India, quienes llevan luto visten de blanco.
En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte.
Según los viejos sabios de la región


Si las Santas Apóstolas hubieran escrito los Evangelios, ¿cómo sería la primera noche de la era cristiana?
San José, contarían las Apóstalas, estaba de mal humor. El era el único que tenía cara larga en aquel pesebre donde el niño Jesús, recién nacido, resplandecía en su cuna de paja. Todos sonreían: la Virgen María, los angelitos, los pastores, las ovejas, el buey, el asno, los magos venidos del Oriente y la estrella que los había conducido hasta Belén de Judea. Todos sonreían, menos uno. San José, sombrío, murmuró:
—Yo quería una nena.



Los sin tierra
Sebastião Salgado los fotografió, Chico Buarque los cantó, José Saramago los escribió; cinco millones de familias de campesinos sin tierra deambulan, «vagando entre el sueño y la desesperación», por las desiertas inmensidades de Brasil.
Muchos de ellos se han organizado en el Movimiento de los Sin Tierra. Desde los campamentos, improvisados a las orillas de las carreteras, se desprenden ríos de gente que a través de la noche avanzan, en silencio, sobre los latifundios vacíos. Rompen el candado, abren la tranquera, entran. A veces los reciben, a balazos, los pistoleros o los soldados, que son los únicos que trabajan en esas tierras no trabajadas.
El Movimiento de los Sin Tierra es culpable: no sólo no respeta el derecho de propiedad de los zánganos, sino que además, para colmo, tampoco respeta el deber nacional: los sin tierra cultivan alimentos en las tierras que conquistan, aunque el Banco Mundial manda que los países del sur no produzcan su propia comida y sean sumisos mendigos del mercado internacional.

EL OFICIO DEL POETA. Goytisolo

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.

La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

El cáncer del alma

En la actualidad existen 121 millones de personas que padecen de depresión. Las personas afectadas “ven la muerte como una vía de escape a sus problemas” y sólo el 10% consulta con un especialista. La apatía, la fatiga, la falta de voluntad, los sentimientos de culpa, el pesimismo impiden que la persona disfrute de las actividades cotidianas de la vida, impactando a todo su entorno familiar, social y laboral.

El cáncer del alma, como es denominada en la medicina oriental a la depresión, afecta actualmente a 1 de cada 6 adultos durante su vida, según un estudio de la Universidad de Chile. La Organización Mundial de la Salud (OMS) agrega que será la segunda causa de discapacidad en el mundo el año 2020.

El águila

El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies.
Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas.
Volar se hace ya tan difícil!.

Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar.

Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo.
Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas.
Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas.
Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

Tomás Moro

Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de un guijarro, porque se evitarán muchos tropiezos.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por sus vecinos.
Dichosos ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire
Dichosos ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún Dichosos ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente las cosas importantes: llegarán lejos en la vida.
Contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, éste es el precio .

Sobre la depresión

DEPRESION, SINTOMAS INTELECTUALES
Deformaciones del pensamiento en la depresión
Por: José Luis Catalán Bitrián

De los síntomas que presenta la depresión, tristeza, apatía, inhibición, frustración, los pensamientos negativos parecen a primera vista tener un papel secundario o que simplemente adornen un estado de ánimo con lamentaciones y negras consideraciones.
Pero esta visión no es acertada. El papel de los pensamientos deformados en la depresión resulta sumamente importante:

=> En la aparición de la depresión.
=> En el agravamiento del desánimo.
=> En la evolución que tendrá la depresión.

La visión que se tiene de nuestra propia identidad y los juicios que hacemos sobre nuestras posibilidades en la vida, determinan en buena medida la aparición del desánimo.

Cuando comenzamos a creer que no tenemos m ritos y capacidades como para poder llevar una vida digna e interesante, o cuando creemos que no podemos reconducir el curso de nuestros deseos despu s de una rustración o una desgracia, estamos alimentando la tristeza: creamos razones para sentirnos deprimidos.

Estando ya tristes es posible estar aún peor o mejorar, y ello depende en buena medida de qu es lo que pensamos de la situación actual y del futuro, y de cómo reaccionamos para salir de la tristeza inicial.

En ocasiones nos olvidamos de que somos seres biológicos, de carne y hueso, y no unos seres espirituales que podrían tolerar cualquier dosis de angustia y desánimo sin alterarse.

Si pensásemos que una persona que nos sigue los pasos es un criminal, notaríamos inmediatamente tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, y un conjunto de reacciones físicas virulentas.

Vemos, por consiguiente, que existe una relación evidente entre pensamiento (pensar que corremos peligro) y el cuerpo (que reacciona con mecanismos de alarma).

De igual modo existen pensamientos que producen desgana, acentúan la rabia o frustración y provocan más tristeza. De ahí que podamos añadir que el control del pensamiento es fundamental en la depresión.

Corregir el pensamiento distorsionado, por medio del asesoramiento y ayuda de un profesional, es uno recursos que existen para cambiar la depresión.

Beck, investigador de la psicoterapia de la depresión, sostiene en su libro "Terapia cognitiva de la depresión" (ed. Declee, Bilbao 1984) que existen siete principales supuestos depresógenos:

Generalización abusiva
Selección tendenciosa
Responsabilidad excesiva
Falsas predicciones
Auto-referencia
Catastrofismo
Pensamiento de "blanco o negro"

Estos mecanismos mentales son altamente contraproducentes en la depresión, empeorándola e impidiendo salir de ella.

La forma de pensar del deprimido está llena de ideas negativas que se repite a sí mismo una y otra vez, creando así mayores dosis de malestar.

GENERALIZACION ABUSIVA

Este mecanismo mental consiste en pensar que si algo es cierto en un caso, se puede aplicar a cualquier otro caso, aunque no sea demasiado parecido.
El deprimido es muy sensible al fracaso. Si algo le ha salido mal, por ejemplo se ha olvidado de algo, piensa que su memoria volverá a fallar cada vez que tenga que recordar otra cosa.
-Porqué no vas a visitar a tus amigos?
-Porque el otro día fui y no estaban en casa.
-Pero si un día no están seguramente los otros sí que los encontrarás.
-Es que cada vez que pienso en ir se me ocurre que no estarán, como la otra vez, y en mis condiciones no quiero hacer esfuerzos inútiles.
En este ejemplo la persona deprimida realiza una falsa "generalización": porque un día no encuentra a sus amistades en casa, ningún otro día puede estar segura de hallarlos. Este pensamiento le desanima de emprender una actividad que le resultaría positiva para mejorar. En cambio, el pensamiento negativo influye en aislarla más del mundo exterior, desanimándola más a consecuencia de ello. Este es el esquema en el que se basa la generalización abusiva: Con frecuencia la facilidad con la que el deprimido realiza operaciones de falsa generalización le llevan a justificar el abandono de toda suerte de actividades positivas que emprende. Su antipatía por el esfuerzo le hace decirse a sí mismo esta clase de ideas a fin de encontrar un alivio inmediato al sufrimiento que le suscita el trabajo, aunque con ello sólo hace que empeorar las cosas. Es por consiguiente una conducta contraproducente que hay que evitar.
-No puedo distraerme, porque cuando leo una revista me entra dolor de cabeza.
-¿Intenta leer usted a menudo?
-No, porque un día lo hice, y como le digo me dolía la cabeza.
-¿Y ha probado alguna otra vez?
-Cuando voy a leer una revista de las que me compran en casa pienso que si leo me dolerá la cabeza, y lo dejo estar.
En este ejemplo vemos que la persona generaliza demasiado: lo que le sucedió una vez cree que le volverá a suceder siempre. Pero no le dolerá la cabeza por leer una línea, ni dos.. o hasta donde sus condiciones físicas le permitan.
Esto es, entre realizar una sana actividad recuperativa de un modo limitado, y no hacerla en absoluto hay una diferencia.
Si el deprimido no hace cosas a su alcance no se recupera, lo cual no significa precisamente "hacer nada¯ sino "hacer algo¯, aunque sea muy modesto.

SELECCION TENDENCIOSA

Los acontecimientos que prefiere retener el deprimido son los fracasos, las carencias, errores y debilidades. No todo va mal, ni mirando con relatividad se verían las cosas tan graves como el deprimido las ve, pero hay como una cierta tendencia del deprimido a verlo todo negro.
El esquema de este mecanismo del pensamiento es: Es uno de los rasgos que delatan la presencia de tristeza a las personas que rodean al deprimido. Como sólo muestra el lado negativo de las cosas los demás acaban por darse cuenta de que no es que tenga peor suerte que los demás mortales, sino que se trata de que está deprimido.
-¿Qué tal te ha ido en el trabajo?
-Me ha salido horriblemente mal.
-¿Qué ha pasado?
-El jefe me riñó, me equivoqué en un envío, y perdí una lista, en fin, espantoso
-¿Pero algo habrás hecho bien durante las ocho horas de trabajo, aparte de lo
que dices?
-Lo demás, normal.
Aquí vemos un diálogo típico con un depresivo. Nos cuenta exclusivamente lo que ha ido mal, dando la impresión de que lo sucedido ha sido catastrófico. En cambio, mirado racionalmente, la proporcionan de cosas que el deprimido hace bien es mayor que las que hace mal. La manera irracionalmente negativa de ver las cosas que tiene el juicio del deprimido le sume en la sensación de ruina y degradación.
-¿Cómo te encuentras hoy?
-Mal
-¿Pero mejor o peor que ayer?
-A medida que pasa el tiempo me encuentro peor, pensado que no mejoro.
-Pero, ¿qué entenderías tú por encontrarse mejor?
-No sufrir, encontrarme alegre como antes.
-Y si en el camino de estar bien, progresas, ¿no es eso una mejora?
-Bueno, el que no se consuela...
-Por lo menos admitirás que hacer progresos, aunque no estés del
todo bien, no es precisamente empeorar.
-Sí, eso es verdad. -Entonces, que pienses que empeoras porque aún te
encuentras mal, ¿no es una idea negativa que contribuye a deprimirte
innecesariamente?
-No puedo evitar tener esas ideas
-Pero al menos les puedes dar una r plica, como ahora hacemos.
Como vemos en este ejemplo, el deprimido sólo tiene ojos para su malestar. Si realiza pequeños progresos es como si no existiesen para él, los desprecia porque sólo observa lo malo y negativo, lo que le falta aún para sentirse completamente bien. Este mecanismo es peligroso porque borra en el deprimido la idea de un esfuerzo continuo, necesario para mejorar. Le invita a abandonarse en el "es inútil todo lo que haga". Los esfuerzos
positivos siempre dan resultados, pero es imprescindible que, a pesar de que sean pequeños y graduales, el deprimido los detecte y aprecie. Por el contrario, la selección tendenciosa de lo malo amenaza con eliminar todo
intento de salir poco a poco de la depresión.

RESPONSABILIDAD ABUSIVA

El deprimido se ve responsable de todas las cosas negativas, de los fracasos propios y de los de las personas que se relacionan con él. El mal concepto que tiene de sí mismo le lleva a pensar que si algo ha salido mal es porque
directa o indirectamente l tiene la culpa. Porque no ha actuado bien, porque debía haber tenido en cuenta cosas que en su aturdimiento no había reparado, por sus pensamientos hostiles e irritados, por una razón desconocida, incluso, el caso es que se cree autor de todos los desastres. Significativamente, las cosas buenas que suceden, a él mismo y a los demás, y aunque tenga una participación directa, nunca le parecen dignas de merito.
-Soy horrible
-¿Por qué dices que eres horrible?
-Por qué le hago la vida imposible a todo el mundo
-¿Podrías explicarte más para que lo comprenda?
-Mi marido no es feliz
-¿Y a quienes más te referías con "todo el mundo¯?
-Mi vecina se cayó por la escalera. Si yo la hubiera acompañado como antes que íbamos juntas a comprar no habría sucedido. Y todo así. Si yo contribuyera más en la sociedad tal vez habría menos desgracias, y por mi culpa más de uno estará pasando hambre.
La persona del ejemplo no sólo se niega el derecho a estar enferma y ser cuidada por su marido, cosa que por cierto ella ha tenido ocasión de hacer por él, sino que también siente mala conciencia por un accidente que ha tenido su vecina, lo cual ya es una responsabilidad excesiva, irracional. También exagera su falta de contribución hacia la humanidad: ni aun encontrándose bien le sería posible por sí sola resolver los males del
mundo. El deprimido no acepta la idea de estar limitado por sus circunstancias actuales, ni espera poder reparar el tiempo perdido cuando haya mejorado. Le parece tan intolerable encontrarse postrado que se castiga por ello, por las cosas que podría hacer de encontrarse bien (en el ejemplo, hacer feliz al marido, acompañar a su vecina, ayudar a los demás). Claro está, estas ideas excesivas de cuales son sus responsabilidades tienen efectos
contraproducentes:
= Crean mayor malestar cuando el deprimido cree portarse peor de lo que en realidad lo hace.
= Le roba la alegría de hacer bien las cosas que hace y que sin embargo cree que no son por mérito propio.
Es difícil saber exactamente qué se le puede exigir a la voluntad de un deprimido, porque hay que atenerse a la
realidad de su estado. Ni estando deprimido puede hacer las mismas cosas que estando alegre, y por lo tanto tiene que rebajar sus exigencias temporalmente; ni por otro lado deja de haber algo, por modesto que fuese, que dadas sus posibilidades reales está a su alcance realizar.
La solución a este delicado problema de responsabilidades consiste en una fórmula prudente: comenzar por lo que se está seguro que el deprimido puede hacer dado su estado, y a partir de ahí aumentar gradualmente, lentamente, con la paciencia que fuera necesaria, los niveles de complicación, hasta que se consiga una mejoría aceptable. Una meta modesta siempre es más fácil de cumplir que una ambiciosa, y existe mayor seguridad que el deprimido pueda reconfortarse con xitos que le irán animando.
Conforme más se anime, más puede seguir abarcando, siempre sin pretender dar saltos bruscos que le pudieran hacer fracasar. Y si fracasa en algún momento, en lugar de castigarse por ello, es preferible, más placentero y práctico, volver a intentarlo con mayor ahínco.

FALSAS PREDICCIONES

En esta deformación del pensamiento el deprimido realiza pronósticos adversos de una forma tendenciosa, basándose en una consideración parcial de su experiencia anterior o en una supuesta maldición o destino que le llevaría ineludiblemente al desastre. Piensa que si algo le ha salido mal en el pasado, supongamos un matrimonio, es inútil que busque una nueva pareja porque igualmente le iría mal en la nueva relación.
-Dr. es inútil que me diga que vuelva a salir porque si conociese a alguien le haría la vida desgraciada.
-¿Porqué crees que forzosamente te iría mal?
-Porque yo no me entiendo con los hombres, o los hombres me acaban odiando.
-¿Has conocido muchos hombres?
-Sólo a mi ex-marido, pero con uno tengo bastante.
-¿Tú crees que todos los hombres son como tu marido?
-Supongo que habrá de todo
-Si hay de todo, aceptarás que existen también hombres que te parecerían bien.
-Con la mala suerte que tengo, seguro que no doy con uno así.
-¿Y cómo es que basas tu mala suerte con los hombres en la experiencia con uno solo?
-¿No te parece más lógico pensar que si conoces el número suficiente, y te aseguras, puedes conocer a alguien adecuado?
-Tal vez tenga una de esas falsas predicciones, Dr.
En ste ejemplo podemos contemplar como funciona la falsa predicción: la mujer divorciada anticipa, basándose en su experiencia negativa matrimonial, que todas las relaciones nuevas que emprendiese serían catastróficas para ella.
No es muy difícil adivinar el efecto que tal profecía produce en ella: desanimarla de intentar rehacer su vida. Cada vez que le surja la idea de salir de casa a fin de hacer nuevos conocidos, le inviten a una fiesta, le sugieran acudir a una asociación de separados, etc. , ella renunciará basándose en la creencia de que es inútil.
Por otra parte, el hecho de tener una idea de su futuro "sin salida" vuelve su situación actual muchísimo más trágica, y por lo tanto estamos ante un factor de desánimo que mantiene su depresión. Con frecuencia la falsa profecía se hace realidad no porque el sujeto tuviera razón, sino porque va tan mal predispuesta que él mismo provoca la reacción adversa.
Un ejecutivo deprimido pensaba que perdería un contrato importante para la empresa. Fue tan predispuesto al fracaso a la entrevista con su cliente que se mostró desinteresado, hostil y grosero, convencido de que era una pérdida de tiempo. Su comportamiento, provocado por este mecanismo de la profecía que se autocumple, fue tan negativo que el cliente rechazó la oferta. Despues de que el psicólogo le mostró la distorsión del pensamiento y la forma de repararlo, el ejecutivo volvió a intentarlo de nuevo, dando explicaciones y pidiendo disculpas por su comportamiento anterior. Pudo salvar en el último momento el contrato para la empresa.

AUTOREFERENCIA

Esta deformación del pensamiento alude a la facilidad con la que algunos deprimidos se sienten culpables de las desgracias que suceden a su alrededor.
Acostumbrado a considerar las consecuencias negativas de todos sus actos, el afán crítico puede llegar tan lejos que encuentre responsabilidades culposas donde no las hay. Por ejemplo que los compañeros de trabajo se
peleen entre sí debido a que él está deprimido.
La autorreferencia se puede manifestar tambi n por la sensación de ser el centro de atención de todo el mundo. Cree que sus deficiencias y limitaciones llaman la atención, y que todos, fijándose en él, descubren lo horrible que es.

CATASTROFISMO

Esta es una de las primeras distorsiones que aparecen en la depresión, y por la que las demás personas se dan cuenta de que alguien está deprimido: por su afición a ver todo desde el lado malo, pesimista y negativo.
Consiste en creer que lo peor es lo que tiene mayores probabilidades de ocurrir.
Con frecuencia el deprimido expresa sus ideas catastrofistas con expresiones verbales como: "todo acaba mal", "nadie se interesa por nadie", "si lo intentase no lo conseguiría", "no podr hacerlo", "me saldrá mal".
Los juicios catastrofistas tambi n se dan en la valoración adversa de los acontecimientos.
Cuando al deprimido le ha ocurrido algo que no es absolutamente perfecto, o ha conseguido un logro parcial, su valoración es muy tendenciosa, diciendo cosas como: "me salió fatal", "no he conseguido nada", "todo fue inútil", "soy un desastre".
-Soy incapaz de tener la casa limpia, no hago nada. Antes era capaz de tenerlo todo ordenado y limpio, y en cambio, ahora, soy un desastre.
-¿Podrías decirme los trabajos que realizaste hoy?
-Me limité a fregar los platos tarde, casi a la hora de comer; escobé un poco y fregué por encima; luego me limité a quitar los trastos que estaban a la vista.
-Pues parece que eso de que no has hecho nada no es del todo exacto..
-Pero antes era muy hacendosa. Limpiaba los cristales, y lavaba los platos después del desayuno, en cambio ahora me agoto enseguida y no tengo ganas de hacer nada.
-Sin embargo tienes una visión catastrofista de tu actuación. Como te comparas con tu rendimiento de cuando estabas animada, desprecias totalmente lo que sí haces, que es menos, pero que existe: escobas, friegas, lavas platos y otras tareas que no has mencionado. Dado tu estado actual no esta tan mal. Por ejemplo, si tuvieras que ponerte una nota, como en la escuela , de uno a diez, ¿qué te pondrías?
-Un cinco pelado.
-Pues un aprobado no es precisamente un desastre! Simplemente es un rendimiento menor dado que estas deprimida.
-Bueno, quizá he exagerado algo..
Esta ama de casa tiene una visión catastrofista de su rendimiento, de los resultados de su esfuerzo por mantenerse lo más cerca de la normalidad posible en su estado de desánimo.
Por un lado exagera lo que "debería hacer", pues parte de las tareas que dice no hacer (como limpiar los cristales) en realidad solamente las realizaba cuando hacía limpieza general de la casa, pero no cada
día. Por otro lado minimiza lo que hace bien, o incluso no lo nombra (por ejemplo también salía a comprar, cocinaba, iba a buscar a los niños a la escuela, etc.). De esta forma crea artificialmente un "desastre", que en
realidad no es sino una deformación del juicio valorativo

PENSAMIENTO DE BLANCO O NEGRO

Como hemos visto en el ejemplo anterior el deprimido acostumbra a ser demasiado extremista , a ver las cosas en sólo dos polos, blanco o negro, bueno o malo, fantástico o horrible, perfecto o imperfecto. Al no contemplar las situaciones intermedias (medianamente bueno, razonablemente perfecto, etc.) y ser la perfección algo, más bien imposible de alcanzar, aunque estuviéramos muy animados, el caso es que esta deformación del pensamiento conduce a ver las cosas más negras de lo que son. El pensamiento de "blanco o negro" conduce casi siempre a que el deprimido tenga una imagen de sí mismo más disminuida de lo que en verdad la depresión le
limita. Este es un fragmento de la conversación entre un terapeuta y su paciente:
-No puedo levantarme de la cama.
-Si estás aquí es que sí has podido.
-Lo que quería decir es que me cuesta mucho levantarme.
-Fíjate que de no poder levantarte a que se te haga cuesta arriba hay un trecho muy grande. No poderse levantar de la cama es algo que le podría ocurrir por ejemplo a un paralítico, pero tú no tienes una total incapacidad física, sino desgana y apatía. En cambio con frecuencia utilizas la frase "no puedo" hacer esto o lo otro.
-Ya procuraré no decir "no puedo" si eso le parece que es bueno para mí..
-Si evitas una visión extremista y exagerada de tus deficiencias notarás que tus limitaciones son intermedias y que existen mejorías graduales a medida que realizas esfuerzos. También tendrás una imagen menos mala de tí misma, que es una de las cosas que te deprimen.
El pensamiento de blanco o negro es también una invitación al abandono cuando se plantean las metas y objetivos que el deprimido se propone. El deprimido puede considerar que el proceso de su curación consiste en todo o nada , o esta del todo bien o no mejora en absoluto. Como es imposible en una depresión dan un salto
cualitativo tan grande de golpe, siempre tendrá motivos para considerar que está igual de mal siempre, que su tratamiento no avanza. Este apostar a todo o nada manifiesta una falta de comprensión de la naturaleza de la depresión.
El desánimo intenso ha provocado un desequilibrio en el sistema nervioso tal que ya no es cuestión de buenos propósitos o del simple deseo de animarse: para reequilibrar el organismo, recuperar el animo, y evitar recaídas en el futuro, es necesario un aprendizaje lento y seguro de cómo controlar la depresión, un esfuerzo continuado y gradual, un entrenamiento para controlar el pensamiento distorsionador y superar los problemas que
condujeron a la persona a la depresión..
Otras distorsiones cognitivas

EXAGERAR

Muchas veces se exageran sistemáticamente las dificultades tal vez con la secreta intención de provocar mayor apoyo en los demás o hacer que se den cuenta del sufrimiento, estar "preparados para lo peor", o para persuadirse a sí mismo de la conveniencia de huir de la posibilidad angustiante de fracaso ante tareas difíciles y
retadoras.

MAZIMIZAR LO MALO Y MINIMIZAR LO BUENO

Se trata de una tendencia a sobrestimar la importancia de los acontecimientos negativos y a subestimar la magnitud o importancia de los acontecimientos deseables. Por ejemplo, al analizar los errores propios o lo que uno considera destrezas o talentos ajenos, existe una tendencia a ver las cosas mayores de lo que son. Por el contrario, al observar los atributos y destrezas propias o los problemas ajenos, el individuo minimiza y mirará desde el otro lado del telescopio, lo cual hace ver las cosas mucho más pequeñas y distantes. Cuando los individuos magnifican sus imperfecciones y minimizan sus atributos de esta forma, el resultado neto es que reciben sentimientos de inadecuación e inferioridad.

RAZONAMIENTO EMOCIONAL

Esta distorsión implica adoptar las emociones propias como prueba del estado de las cosas. La lógica es "Yo siento; por lo tanto yo soy". Por ejemplo: "Me siento culpable, por lo tanto debo ser una mala persona y morir". Del mismo modo la persona depresiva puede afirmar "Me siento arrollado y desesperado, por lo tanto mis problemas deben ser imposibles de resolver" Afirmaciones de debería, debo, tengo que Estas afirmaciones se encuentran en las creencias más comúnmente omnipresentes y disfuncionales entre los individuos depresivos. Estas afirmaciones tienen la naturaleza de un dedo que hurga en la herida. Se supone que su valor adaptado sería el de motivar y estimular al individuo para que actúe adecuadamente. Diciendo "Yo debería o me
convendría hacer esto" o "Debo hacer eso", el mandado parece evidente. Como consecuencia de su naturaleza impositiva, sin embargo, estas afirmaciones engendran sentimientos de culpabilidad, ansiedad, resentimiento y agresividad.
Curiosamente, el resultado de este tipo de distorsión puede no ser motivar sino desmotivar a los individuos y hacerles sentirse indefensos y apáticos. Esto sucede porque el depresivo no se siente capaz de lograr los límites que se ha establecido para sí mismo. En resumen, no es capaz de lograr lo que "debería". Cuando uno dirige estas afirmaciones hacia otras personas, la reacción más probable es la frustración, el enfado o la indignación.

DESCALIFICACION

Crea una propaganda negativa, una imagen propia desfavorecida. La filosofía que subyace a esta tendencia es "la medida de una persona está en los errores que comete". Cuando un individuo depresivo se describe a sí mismo lo hace con frecuencia con descalificativos que empiezan por "Yo soy..." y siguen por inútil, torpe, etc.

FALACIAS SOBRE EL CONTROL

Esta distorsión implica la idea de que si pierdo el control durante el más mínimo intervalo, perder totalmente el control. Esto hace que el individuo se se encuente siempre en guardia ante el más pequeño traspiés en el control de sí mismo o de su experiencia vital. Se puede utilizar incluso los efectos del estado de ánimo sobre el rendimiento, presentándolos como pruebas de anomalías de la personalidad.

COMPARACIONES TENDENCIOSAS

La comparación es utilizada como un modo de sentirse inferior al verse comparativamente mucho menos atractivos, brillantes, competentes, con menor éxito, etc. Esta comparación parte de la idea de que la persona estuviera en un estado normal -no aceptando o reconociendo los trastornos depresivos- y se midiera "objetivamente" con otros. Pero ni los puntos de partida son similares ni el metro de medir demasiado fiable.

DESCALIFICAR LO POSITIVO

La maniobra clásica que produce esta distorsión es "sí, pero..." Se ven las méritos o sucesos favorables como pura casualidad, "pero" que en realidad encubre una experiencia negativa constante, que incluso por contraste se hace más insoportable si cabe

FALACIA DE LA JUSTICIA

La idea de que la vida debería ser justa o de que las buenas cosas llegan a quien espera (o sufre) llega a ser para muchas personas, la base de sus dificultades. Dado que han experimentado una situación injusta o esperan que el "el mundo" sea injusto, pueden concluir que el suicidio es la alternativa más razonable. El doble juego es que si reciben o logran lo que desean concluyen que su idea era correcta y que siempre debería ser así. Cuando oyen o experimentan cualquier injusticia, se sienten abatidos porque solicitan que el mundo sea justo.
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TRIADA COGNITIVA
Las personas depresivas están atrapadas en una visión subjetiva de su estado que está caracterizada por tres ejes principales
=> Opinión negativa de sí: considerándose incapaces, inmerecedores de amor e inadecuados. Estos defectos los atribuyen a defectos irreparables de la personalidad, y por ello mismo no se ven con las habilidades necesarias para ser felices en la vida. Muestran una carencia de autoestima.
=> Opinión negativa del mundo y las relaciones: consideran sus vidas como una lucha continua contra incesantes obstáculos y tienden a ver a los otros como críticos, ineptos y sus dificultades como insuperables, no se sienten merecedores del apoyo de los demás y anticipan el rechazo. Su mundo no es muy prometedor y carece de recompensas. Como la conducta depresiva puede durar mucho tiempo puede suceder, efectivamente, que la compañía del depresiva sea desgastadora y precipite el rechazo de los demás y pierda su apoyo. Desde luego no es porque necesariamente las cosas deban ser así por merecimiento propio sino que depende del cambio de las actitudes depresivas.
=> Pesimismo sobre el futuro: el depresivo es reacio a esperar mejoras. Anticipa dificultades continuas y, como se considera a sí mismo carente de las capacidades necesarias para sobrellevar estas dificultades, prevén pocos cambios para resolverlas. Este aspecto se entronca directamente con el concepto de Indefensión aprendida de Seligman (Ed. Debate, Madrid 1981)