viernes, 27 de julio de 2007

Cosas mías

Recordando a Cesar

Ayer murió Cesar, 20 años.
Durante el tiempo de recreo, buscaba a su novia preferida para cogerle la mano y mirarla, una mirada que clavaba y apenas les dejaba caminar.
Probablemente eran los momentos donde ese mundo despedazado de su cabeza tenía más sentido; sentía como los demás, como los chavales de su edad, los que iban al bar, se entusiasmaban con el fútbol y salían con sus novias.
Cuando entraba en el taller la buscaba con la mirada, le cogía la mano y aparecía aquella sonrisa tranquilizadora que anunciaba momentos de calma.
Podía estar así callado, cerca de ella, mirándola, hasta que cayera el mundo o tacasen el timbre; nunca hacía el suficiente calor como para quitar la cazadora.
La importancia de no perder las cosas, ese comprender a ratos que no comprendía nada, que se olvidaría de algo, esa cabeza llena de partes que no le dejaba tranquilo y que resumía en un “tengo nervios”, desaparecía cuando hablaba de sus novias.
-¿Se acordará de mí?-repetía recordando a Verónica.
Y resplandecía su ternura.
El 25 de Octubre de 2005, después de una excursión botánica, donde explicaron de dónde venía lo de “echarse los tejos” murió.
Descanse en paz.

27 de octubre de 2005