“El momento de descubrimiento de la persona empieza en cuanto uno se siente conscientemente insatisfecho con la vida. Esta torturante insatisfacción con la vida, no es un signo de “enfermedad mental”, ni un indicio de inadaptación social, ni un trastorno de carácter. Esta infelicidad básica ante la vida oculta el embrión de una inteligencia en desarrollo, sepultada bajo el peso inmenso de las farsas sociales. Cuando una persona comienza a experimentar el sufrimiento de la vida, empieza a tener conciencia de realidades más profundas y más válidas, pues el sufrimiento destruye la complacencia habitual y nos obliga a despertar en un sentido especial. A ver con cuidado , a sentir con profundidad, a establecer contacto con nosotros mismos y con nuestro mundo y hacerlo de maneras que habíamos evitado. Enfrentarse al sufrimiento de una manera reflexiva y racional, no aferrarse y martirizarse. La aparición del sufrimiento no es un bien pero sí una buena señal”.
Ken Wilber
La casa de las babayagas
