viernes, 2 de febrero de 2007

Cosas mías

Mientras él roncaba


Mientras él roncaba
la noche se hacía eterna.
mis pies helados,
se quedaban lentamente sin vida.

Mientras él roncaba
mis pies y mi cabeza
se volvían fríos y calculadores
capaces de odiar,
un odio infinito
incapaz de describir.

La misma persona que a la luz del día
era cariñoso y amable
al llegar la noche, se convertía
en un ser desconocido ,capaz
en una sola inspiración de absorber
como una aspiradora
todos los venenos de la tierra,
para devolverlos como un volcán,
sobre mi oreja
con redobles de tambor.

Mientras el roncaba
yo perdía lentamente la razón.

Eran las cuatro de la mañana,
podía levantarme de la cama
y leer en el otro extremo de la casa,

pero no había extremos,
sólo una habitación para compartir.

Mientras él roncaba
yo me convertía lentamente
en un ser despreciable.