viernes, 2 de febrero de 2007

Cosas mías

La mirada de las mujeres valientes

La mirada de las mujeres valientes
no irrita ni desafía,
ni teme al dolor de la soledad
ni de la incomprensión.
Reconoce en un instante
la generosidad y el aprecio,
y lo devuelve cada día
haciendo de su vida
un lugar habitable y cálido.

En los momentos amargos
convertirá el amor en rabia
y la rabia en desencanto.
Y en ese vaivén neurótico,
todavía quedarán momentos
para la risa, y las pequeñas cosas,
que son la vida.

Si viviera en el desierto descubriría caracolas
en las fosas más áridas y profundas
donde el dolor es más llevadero.
Y fiel a su orgulloso pesimismo
aferrada en un mar de indecisiones
convertirá sin saberlo su miedo en valentía.

Si viviera en el desierto
los mágicos seres de las dunas
la nombrarían “reina de las caracolas”
y la mirarían,
con la mirada de las mujeres valientes.
Y alguna vez,
sólo cuando el sufrimiento ajeno la convoque
subirá al autobús de la amistad
compartiendo asiento con todos sus fantasmas.