lunes, 12 de febrero de 2007

Cuento para días grises

TAMBIÉN ESTO PASARÁ

Había una vez, en un país muy lejano un rey, que gobernaba a su pueblo según sus estados de ánimo. Cuando estaba enojado, su comarca era avasallada por terremotos y tormentas, cuando estaba de buen humor, la comarca se llenaba de sol, y aire limpio y calido... y así de acuerdo a sus estados de ánimo la comarca era gobernada por un sinfín de climas diferentes. La gente de allí preocupada por el destino que los esperaba día tras día, solicitaron que al rey lo viera un hechicero . Por el palacio real desfilaron, magos, hechiceros, bufones y sabios y ninguno pudo lograr que el rey cambiara su forma de gobernar. Un buen día se corrió la voz de que el hombre más sabio del mundo visitaría la comarca vecina. El rey envió llamarlo para que este lo ayudara. Al llegar a la comarca, la lluvia azotaba hacia días la ciudad y toda la gente parecía amargada y triste, el sabio pregunto a un campesino que sucedía y este le dijo que el rey estaba triste y por eso hacia días que llovía y que hasta que el rey no cambiara su estado de ánimo seguiría así. Cuando el sabio llego, tuvo una audiencia en privado con el rey, que duro unas horas. Cuando terminó la entrevista, el sabio le solicitó al rey que le entregara unas piedras preciosas y unos cuantos gramos de oro, para prepararle una cura. Pasó un mes y el sabio regresó a la comarca, y se encontró con una gran tempestad, nuevamente tuvo una audiencia en privado con el rey y le entrego un anillo, hecho con el oro y las piedras preciosas que le había solicitado. El rey le pregunto si esa era la cura y el sabio le respondió: "cada vez que sientas que un estado de animo te gobierna, quítate el anillo y lee la inscripción que lleva dentro", y se marchó. Pasaron los años y la comarca se volvía cada vez mas próspera y el rey parecía estar siempre alegre, las tierras se volvieron fértiles y el clima siempre era bueno. Todos estaban muy intrigados por conocer el secreto pero el rey jamás lo reveló. Así pasaron los años y todo transcurrió en paz y armonía, la gente era verdaderamente feliz y el rey se había curado de su mal.
Cuando el rey murió, uno de sus consejeros, tomo su mano y le quitó el anillo, para leer la inscripción. Para sorpresa de todos el anillo solo decía :"
TAMBIÉN ESTO PASARÁ".

(Autor desconocido)