domingo, 4 de febrero de 2007

EL ALMA

Carl Zimmer (Del programa Redes)
la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente surgió hace mucho tiempo, tal vez hace un millón de años, o unos cuantos cientos de miles de años. Podemos obtener pruebas de esta evolución realizando estudios psicológicos en la gente. Tendemos a ver un agente en las cosas. Nuestros cerebros están programados para entender las intenciones de los otros, pero también podemos llegar a ver una intencionalidad en un círculo que se mueve por la pantalla: si se desplaza de un modo concreto, quizá digamos: «¡Mira, el círculo está persiguiendo al cuadrado!». Así que imponemos un alma incluso en las formas abstractas. Se trata de un instinto muy nuestro. Me parece que es bastante fácil que ese instinto de entender a la gente diera lugar al concepto de alma, y no solamente en la gente; en la Edad Media se creía que incluso los árboles, o las rocas, tenían alma.

Sin duda en el antiguo Egipto creían que el corazón era el centro de la vida, que el alma residía en el corazón. Aristóteles también pensaba que el corazón constituía el centro de la vida. Muy poca gente pensaba en el cerebro como lo hacemos ahora, como el lugar en el que se ubica nuestro sentido del yo, nuestra personalidad, nuestros recuerdos, etcétera. El corazón fue un concepto muy poderoso que estuvo vinculado al alma durante siglos. En la Edad Media, se creía que cada persona tenía tres almas: una en el hígado, otra en el corazón, y luego estaba el alma racional, el alma del cristianismo, que no se ubicaba en ningún lugar concreto porque se trataba de un alma inmaterial. Así que el corazón siguió considerándose como un órgano central en lo relativo al alma, y por eso tenemos imágenes de Jesús abriendo su corazón. De este modo se nos muestra su verdadero yo, porque todos pensaban que allí residía el alma, que lo más recóndito de cada ser estaba en el corazón. Jesús no abre su cráneo y nos muestra su cerebro.

Y entonces llega este médico británico, inglés, Thomas Willis, sobre el que versa tu fantástico libro… él es el primero que dice: «¡todo está en el cerebro!». Y en cierto modo, como veremos, se refería al hecho de que el alma se transforma en carne en el cerebro. Esto es de lo más revolucionario, Afirmaba que la memoria, la capacidad de aprendizaje y las emociones eran en realidad producto de los átomos del cerebro, de la química. Nadie había pensado eso antes. Claro, hoy en día todos pensamos así, lo damos por sentado; pero en el siglo XVII fueron Thomas Willis y sus colegas los que llegaron a esta idea por primera vez. Se trataba de una idea bastante revolucionaria por aquel entonces.

¿Sabes? Puedes modificar tu cerebro tomando una copa de vino… es decir, no es tan difícil modificar el cerebro. La pregunta es: ¿cambiará del modo que realmente quieres? ¿Y es la mejor manera de cambiarlo?