jueves, 17 de abril de 2008

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La historia de Judith Scott, una escultora norteamericana de 62 años sordomuda y con síndrome de down a la que le llega el reconocimiento internacional después de vivir 36 años en una institución psiquiátrica. Según su hermana gemela, encargada de contar la historia, el arte es para ella su única forma de expresarse.