viernes, 11 de abril de 2008

Reflexión espiritual 25

Las canas

No puedo sujetar mi pelo
es una lucha de 50 años
una batalla perdida.
Algunas veces sueño
que lograré aposentarlo, que conseguiré domarlo
hasta que caiga sereno sobre mi espalda en plan indio Dakota.
Pero no puedo con él.
Mi madre me recomendaba el pelo corto
y mi padre me saludaba con un ¿cerraron todas las peluquerías?
que nos hacía reír,
mis hijos me insinuaban aquello de ¿por qué no te tiñes?
y yo me miro al espejo como una vaca en un túnel, perpleja de tanto enredo.
El pelo imprime una forma a las cara y en la mía supo mantener este estilo desquiciante propio.
Ahora las canas son cada vez más rebeldes,
salen disparadas a su bola como si se pudiera vivir así, espantadas todo el día, agradecidas de que no tenga mano, ni fuerza, ni ganas.