martes, 22 de enero de 2008

Abuso y tradición







(Fotógrafa:Stephanie Sinclair)
Un hombre de 40 años posa junto a su esposa, Ghulam, una niña con rostro asustado que apenas acaba de cumplir los 11 años.
«Necesitábamos el dinero», dicen los padres de Ghulam. Ellos se acogieron a esa tradición tan común en Afganistán de arreglar matrimonios de niñas con hombres mayores para paliar un poco su pobreza.
Los progenitores consienten en esa unión para protegerlas contra las agresiones sexuales, evitar embarazos sin estar casadas, alargar sus años de fecundidad o asegurar su obediencia en el hogar del marido.Pero, el matrimonio infantil —presionado por necesidades económicas o como un medio de proporcionarle tutela masculina a las niñas y muchachas— puede acarrear trabajos forzados, esclavitud, prostitución y violencia contra las víctimas, quienes además se exponen a graves riesgos para su salud, embarazos prematuros, infecciones transmitidas sexualmente y, cada vez más, al sida.
Estimaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia y la Adolescencia (UNICEF), calculan que en el mundo hay 51 millones de menores, entre los 10 y 19 años, víctimas de esta costumbre practicada en varios países.
Foto del 2007, premiada por UNICEF.