martes, 25 de noviembre de 2008

Labores Zen 1. Fregar los platos.

Busca un lugar silencioso y solitario, escoge a ser posible que el grifo del fregadero esté justo debajo de una ventana que de al verde campo , si no fuera así visualízalo mientras los cacharros en su posición de descanso se preparan para el baño matutino.
Evita las molestias de la temperatura extrema y si no funciona el calentador concéntrate en el sol y siente su poder .
Evita cualquier prenda de ropa que pueda oprimirte, un mandil sería perfecto. Si te apetece dejarlo todo y tumbarte , no lo hagas , espera el momento mágico en que el fairy se desliza sobre el estropajo manteniendo la fe en lo que haces ,y extiende los brazos con júbilo en ese suave vaivén jabonoso de rasca y rasca . Abre el grifo para disfrutar lentamente del momento culminante del aclarado.
Entonces ,cierra los ojos sin apretar demasiado los párpados y quédate totalmente inmóvil sintiendo el elemento agua entre tus dedos, aleja la tensión de tu vida y visualiza la contemplación de una hermosa puesta de sol desde una verde colina o tumbada sobre la limpia arena de una playa recibiendo la brisa del mar y el murmullo de las olas y acaricia lentamente esa pota quemada que se resiste a ceder . Una vez lapidada por las cálidas burbujas del detergente en comunión con la fuerza del Scott Brite inspira por la nariz lenta y profundamente contando hasta cinco ,mientras el resplandor de los tenedores y las cucharas te ciega los ojos.
Para sentir la plenitud repítelo por lo menos dos veces al día.