La culpa es una cosa que se te mete en el alma y no te deja dormir, te puede acompañar de amigo invisible durante toda tu existencia o recordarla con humor de vez en cuando. las pequeñas culpas de guardar el chocolate , llegar tarde ,perder el trabajo, aquella paella que salió rara , engordar 10 kilos con los polvorones, no arreglar la estantería, ni fregar los platos ni limpiar los cristales en un año son pecata minuta.
La culpa en mayúscula aparece cuando tienes hijos . Cuando esos seres maravillosos que alegran tu vida y la llenan de cosas aparecen físicamente con su cabeza tronco extremidades y neuras , ahí empieza de verdad la culpa . Una madre normal con el instinto justo ,puede sentirse culpable del catarro , de una mala coordinación ojos - manos, de que les falte una uña, de la meningitis que casi los mata, culpable de que coman mucho o poco, de que se sientan tristes, de comprar leche sin calcio,de que no consigan sus sueños , de que no vayan con los deberes limpios y lleguen a la hora, de que no estudien y crezcan libres como el agua que corre o de que se queden en casa hasta los cuarenta.
Esta reflexión viene a cuento por la noticia del autobús que está funcionando en Londres para visualizar a los ateos y darse cuenta de lo pacíficos que fueron toda la vida sin creer en Dios. Recordé aquella losa que me regaló esa carne de mi carne una tarde de invierno ,cuando llegó triste del colegio con aquello de :
-¿Por qué me dijiste que el hombre viene del mono? Todos se rieron de mí en clase.