miércoles, 19 de marzo de 2008

Poesía a mí misma

Imposible quererme
cuando al despertar arrastro los pies
y me miro al espejo para ver si sigo ahí
y veo este cuerpo hinchado,
y estos ojos grandes y turbios que no ven
esperando que algo o alguien haga desaparecer la escalera de mi casa
en una explosión que me fulmine hasta las 12 del mediodía por lo menos.
Imposible quererme cuando la única neurona que me funciona
me dice que no hay pan para desayunar
y que la estantería sigue sin colocar
al tiempo que sobre mis carnes descansa toda la vagancia del mundo.
Si la fuerza de las galaxias hoy se hiciera cargo de mí
y me acompañara un rato
cogería cemento arena y trito y levantaría un muro alrededor de mi cama para quedarme apoltronada, buceando en la nada,
vegetando como las zanahorias y los tomates
por lo menos 24 horas más.