Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
Pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
No podría volver y despegar
El cable de aquel vientre ni enviar
La carta del soldado.
Bajé los ojos
ante el mundo. Cubrí con una sombra
mi vergüenza y mi pena. Me dispuse
a una fraternidad sin esperanza.
Antonio Gamoneda