lunes, 4 de febrero de 2008

Mª Elvira Muñiz, cómo me gustaría.

Cómo me gustaría haber tenido una profesora como María Elvira, de la que decir, como dice hoy en el periódico Carmen Gómez Ojea que acaso debido al azar "ocurre el prodigio, y entonces sucede que los profesores son los adecuados, y se crece y se va haciendo el propio mundo serenamente, ingiriendo con gusto y placer las enseñanzas diarias igual que un alimento sano y grato, sin la violencia que supone tener que tragar a la fuerza dogmas y axiomas inexplicados, para vomitarlos a escondidas".
¡Qué suerte!
De todos mis años de estudiante en el Colegio de las Teresianas monjas no recuerdo una sola profesora de Literatura, si me apuro de casi nada, que recuerde con especial agrado,exceptuando a Don Luis Castañón y su apasionado interés por descubrir los gerundivos. Pero ese tipo de profesoras enamoradas y generosas, que seguro existen, que te ayudan a crecer y te abren puertas ,por desgracia no las conocí.
En mi caso las puertas que se abrieron lo hicieron a trompicones o por pura casualidad, incluso hay cerraduras demasiado oxidadas que quedarán cerradas. En fin ,que al leer hoy el periódico practiqué ese pecado de la envidia que te hace añorar lo que nunca tuviste.