La mujer que no sabía cocinar
acumulaba recetas como ronchas de sarampión
un barco de anotaciones varado en puerto extraño
reclamando el lugar sagrado de lo misterioso
del bien, la bondad, la vida, el amor y la generosidad.
Pero todo se perdía en la nevera de aquella mujer que no sabía cocinar ,mientras contemplaba las insultantes fotos de un libro de recetas.