domingo, 4 de octubre de 2009

La habitación desnuda

Sin cortinas, sin vestir,
entro todos los días a mi habitación desnuda
con vistas al patio y oído a otras vidas;
de bebés y carantoñas, de móviles adolescentes,
y tacones soberbios.
Algún grito resuena desalmado en el patio indiscreto.

La habitación desnuda está llena de gente.