viernes, 5 de marzo de 2010

Reflexión espiritual 128. La mercería

La mercería sin nombre está en la esquina de la calle, dos pequeños escaparates con batas, bragas, sujetadores, calzoncillos, colonias, gorros de baño, anillos, gafas y otros complementos que se desparraman sin orden. Si desaparecieran los grandes almacenes, se podría encontrar de todo en los treinta metros cuadrados que tendrá la tienda.
Tres clientes son muchos, porque los paquetes llenan la entrada, así que el trato personalizado está asegurado. La dueña tendrá unos cincuenta años, seguramente llevará toda la vida atendiendo el comercio porque siempre hay gente mayor que para a conversar desde la calle, tiene una hija moderna llena de ganchos que a veces la ayuda de mala gana. Todo está empaquetado en cajas de cartón que ella abre pausadamente estirando la prenda, sonriendo,habla suave ,despacio, mirándote a los ojos, sabiendo que es algodón de verdad. Da una sensación de dignidad y honradez que casi tenía olvidadas.