viernes, 14 de diciembre de 2007

Mi vida como cocodrila

Mis patas incapaces de dar un paso
la barriga una sinfonía inacabada.
Mi cabeza grande como mi boca
era una cueva llena de dientes
incapaces de eructar
toda la pesadez del mundo.
Estaba fría como los animales de sangre fría,
cansada como los abrigos en el ropero
y pesada como yo misma.
Así me desperté.

Tomé un frenadol y estoy mejor.
Benditas medicinas.