lunes, 31 de diciembre de 2007

último encuentro del año

El 2008 está a punto de aparecer, un año de proyectos y de volver a empezar según los astros. Con este espíritu nos reunimos en La Castañal el sábado 29 de diciembre.
Mercedes encendió la chimenea lentamente mientras la gente iba llegando con sus bolsas para el rastrillo y la mesa se convirtió en un cuadro de Picasso con vino y champan.
Mari Carmen había cumplido 10 años menos con su moño y su flequillo y nos trasladó la impresión de que iba a ser un buen año . No estoy segura si es del mono, de la rata o del orangután, pero como lo dijo con una fe inamovible nadie lo puso en duda.
La residente en Múnich nos habló de su forma de vida con una nostalgia infinita y sus ganas de volver a España, no soportaba escuchar las persianas cerrarse a las 6 de la tarde. Parece que nuestra manera de vivir cada vez más europea, más individualista, y más pertrechados y solos en nuestras hermosas casas, todavía se echa de menos al salir fuera.
Mientras dos nenas comían silenciosas y el marido prudente hacia tiempo por el monte a punto de la congelación, Marta (no estoy segura del nombre), nos preguntó qué negocio o empresa se podría montar para vivir en España con su marido alemán y su pequeña hija y nos quedamos en blanco, seguramente porque lo de buscarse la vida no es fácil en ninguna parte.
Entre miles de conversaciones entrecruzadas se habló de los hijos, de andechas para trabajar, del proyecto babayagas, la muerte de Butto, los beneficios de las abuelas republicanas, la casa de Elena vendida, la política de la transición, cantamos , nos dimos regalinos, se cuestionaron tradiciones , se leyó la carta de apostasía, se opinó sobre el aborto, se echó la culpa de todo a Mercedes y María del Mar nos habló de sus problemas de salud, convirtiéndose en protagonista fuerte y sufridora durante las últimas dos horas, precisando que una y no más Santo Tomás.
Nos despedimos con un abrazo largo y circular hasta que nos mareamos y marchamos con alguna bolsa pa casa.