viernes, 21 de diciembre de 2007

El placer de no hacer nada

Se paró el reloj.
No hago nada
ni pienso hacer nada.
Nada .
Estas navidades me dedicaré a la contemplación
y ni los cientos de papas noeles y reyes magos
que escalan estresados por los edificios
a punto de romperse la crisma
me van a inmutar.
Como si se matan,
como si envuelven Asturias entera con un lazo rojo y papel brillante.

Solo vivo para vaguear,
como estoy ahora.
Así de bien.

Aunque mañana lleguen los americanos.