miércoles, 31 de enero de 2007

las babayagas

Érase una vez un país de brujas donde vivían las babayagas.
Las brujas son mujeres que conocen los secretos de las plantas y la buena cocina, les gusta soñar, aprender del pasado y por supuesto hacer magia. Son capaces de descender a la oscuridad más extrema para buscar las poderosas energías y utilizarlas con furia o delicadeza según consideren. Hay quien las teme por su fortaleza y vigor físico pero yo estoy segura que el miedo proviene de quien no las conoce bien. Yo soy una babayaga y mi intención es contaros una hermosa historia.
Se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas. En esas ocasiones se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y espíritus. Pero esa historia no es del todo cierta. La verdadera historia proviene del país de las babayagas.
Detrás de la octava colina viven las brujas babayagas, mujeres silenciosas que nacen con cantidades iguales de luz y oscuridad y que pasan la vida decidiendo con cual de estas dos fuerzas quedarse. Cuando por fin toman una decisión, se marchan y dan paso al nacimiento de una nueva babayaga que mantiene la rueda infinitamente una y otra vez.
Todos los años una babayaga decide irse y otra decide nacer, todo transcurre la medianoche del 31 de octubre, y ese día se convierte en una gran fiesta donde se celebra la despedida y el nuevo nacimiento.
Pero las babayagas toman sus decisiones con gran calma, por termino medio necesitan de 50 a 100 años para estar completamente seguras .Durante ese tiempo se dedican a la gastronomía y la curación, cultivan el arte floral y lo combinan con platos exquisitos que comparten amigablemente. Así por ejemplo, combinan las lentejas con las amapolas, los garbanzos con las lilas, los pensamientos con los espárragos y las azucenas con el pote asturiano. La cocina de las babayagas se convierte en un jardín de olores y sabores curativos difícilmente superable y el humo que sale de sus cocinas convierte la vida en un placer.
A medida que se hacen mayores y su pelo blanquea, se vuelven cada vez más y más hermosas hasta que un día, por fin, cuando son viejas y sabias de verdad se miran al espejo contemplando toda su belleza y deciden irse. Su único problema es que viven aterrorizadas por las visitas inesperadas, pero La Gran Fiesta les entusiasma. Los preparativos son tomados con gran ritual. Un mes antes recogen manzanas, castañas, moras, y todo tipo de frutos que la naturaleza regala, preparan con esmero la seta de la felicidad, y bailan la danza de las babayagas mientras el viento sopla.
La muerte y la vida se unen todos los años a medianoche del 31 de Octubre , cuando la vieja babayaga se prepara para el gran viaje. Al amanecer del último día ,después de darse el último baño de lilas, comunica al Águila Blanca su decisión de ser teletransportada al espacio sideral y espera pacientemente la visita de su amigo Eolo que ese día sopla fuerte, muy fuerte; tan fuerte que todo el aire de las castañas hace que su cuerpo se desmenuce alegre y pausadamente en miles de pequeñas luces.
Todo es telepático e instantáneo, no existen límites de tiempo ni espacio. Pero algo mágico y misterioso ocurre durante esos instantes. Cuando la luz brilla con más fuerza y el blanco es tan intenso como el jazmín, los ojos de la vieja babayaga se abren por última vez para contemplar a la pequeña que acaba de nacer .Las dos sonríen.
Es una sonrisa cómplice y misteriosa que desde hace millones de años anuncia el secreto de la magia y la razón, la verdad de la vida y la muerte.
Y colorín colorado………….