miércoles, 31 de enero de 2007

La gaspia y la era del signo volador

La gaspia Andrea cumplía 44 años.
El 31 de Octubre habría llegado por primera vez al mundo como todas las gaspias, pero para evitar imprevistos, pospuso su nacimiento al 3 de Enero cuando las lunas y los satélites entraban en conjunción. Cumplía 44 años.
No le gustaban las sorpresas así que preparó su viaje con suficiente antelación; avisó previamente del día y hora en que llegaría y dispuso su equipaje con calma y detenimiento. Los nueve meses en que deambuló por los líquidos amnióticos se entregó a la soledad, la filosofía y a fabricar cajas.
Cuando todo estaba dispuesto recogió sus cosas y picó a la puerta del mundo. Llegó con el equipaje de supervivencia justo; un plano de su casa, una cantimplora, botas de montaña, un diccionario en cinco idiomas, unas semillas de cereales, un calendario bioenergético, pinturas, una linterna y cinco cajas.
Su futura casa estaba bien dispuesta, solo necesitaba un cambio de pista y un arreglo de chimenea, así que comenzó a vivir su vida respirando profundamente.
El campo y la montaña eran sus fieles compañeros, todas las mañanas ascendía los 1200 metros para ver el mar y dibujar el aire de los carbayos en compañía de su perra Babuska. Todo transcurría con orden y serenidad, hasta que un día ocurrió algo extraño. Sin saber el cómo ni el porqué, Babuska hizo tres cabriolas en el aire y comenzó a cantar la canción del barquero.”Voy, voy, ya voy, estoy yendo”
La gaspia asustada le preguntó el porqué de aquel estribillo, y la perra respondió con lengua de signos que entraban en la era del signo volador.
Las dos quedaron pensativas.
La lengua de signos es un idioma extraño donde las palabras se convierten en dibujos y los dibujos en signos voladores. La noticia corrió como la pólvora y todos los animales de la comarca se acercaban con sus cajas de pinturas, interesados por aquella nueva forma de comunicación. Los rebecos y la raposa consiguieron hacer un grupo de estudio intenso y todos los días de 8 a 2 un público expectante esperaba impaciente la clase de lengua que Babuska impartía, como un servicio a la comunidad que la llenaba de satisfacción. Su estudio fue tan intenso que lograron terminar el primer diccionario pictórico de signos conocido.
La mañana en que la gaspia Andrea cumplió 44 años, la lengua de signos fue declarada en todo el país idioma oficial. Babuska y su grupo recibieron a primera hora un mensaje en el que eran nombrados embajadores de la lengua y la gaspia Andrea lo celebró cantando en silencio la canción del barquero.