sábado, 5 de junio de 2010

Reflexión espiritual 156.El hermano inca.

La historia es terca y la mujer siempre fue receptora de pulgas y desdichas . Hernán Cortes era ese ser sin escrúpulos que saqueó y masacró todo lo que encontró , entre ellos a Los Incas. Ese pueblo andino como otros, con los sempiternos grupos de poder: guerreros y sacerdotes que conformaban el grupo privilegiado y ejercían el gobierno a una mayoría de la población, compuesta por campesinos , trabajadores y mujeres (suponemos).
Según Cammilleri” Los Incas, podían tener varias mujeres, por ley, hasta cincuenta. Cada año se elegía en todo el territorio un determinado número de muchachitas de ocho años que después eran divididas en tres grupos. Unas pasaban a ser sacerdotisas del Sol y debían permanecer vírgenes. Las del segundo grupo tenían como destino ser concubinas y las niñas del tercer grupo eran destinadas a los sacrificios humanos .Todas las mujeres eran, por ley, propiedad del Inca, que las regalaba a capricho”. Así que si eras mujer poco se diferenciaba Cortés del hermano inca. Los versos de Claribel Alegría arrojan luz.

La Malinche

Estoy aquí
en el banquillo de los acusados
dicen que soy traidora
¿a quién he traicionado?
Era una niña aún
cuando mi padre
es decir
mi padrastro
temiendo que su hijo
no heredara las tierras
que a mí correspondían
me condujo hacia el sur
y me entregó a extraños
que no hablaban mi lengua.

Terminé de crecer en esa tribu
les servía de esclava
y llegaron los blancos
y me entregaron a los blancos.

¿Qué significa para ustedes
la palabra traición?
¿Acaso no fui yo la traicionada?
¿Quién de los míos vino a mi defensa
cuando el primer blanco me violó
cuando fui obligada
a besar su falo
de rodillas
cuando sentí mi cuerpo desgarrarse
y junto a él mi alma?

Fidelidad me exigen
ni siquiera conmigo
he podido ser fiel.
Antes de florecer
se me secó el amor
es un niño en mi vientre
que nunca vio la luz.

¿Que traicioné a mi patria?
Mi patria son los míos
y me entregaron ellos.
¿A quién rendirle cuentas?
¿A quién?
decidme
¿a quién?


Claribel Alegría, Estelí, Nicaragua, 1924.