sábado, 19 de junio de 2010

Reflexión espiritual 163.A Fina, la tendera de la calle Mon.

Tener una tienda hoy, con tanta gran superficie donde los precios y ofertas te aniquilan la voluntad, no es fácil. Para ser tendera hay que tener algo añadido que invite a entrar, a olvidarte de lo que puedes ahorrar en las ofertas de los grandes y saber lo que ganas cuando atraviesas la puerta de los pequeños. Fina es delgada, viste bata, pelo cano y una guapura natural que tiene mucho de dolor. Una mujer trabajadora sin horario ni descansos conocidos, ojos curiosos al tanto de todo lo que en la pequeña calle Mon acontece, que no es poco. Una calle de bares y ruidos, donde aprender a convivir es obligado y que para Fina significa a veces regalar bocadillos-ya me lo pagarás- le oí decir muchas veces.
Haber tenido a Fina de vecina es un honor y me alegro de que hoy le hayan dado una de esas medallas que dan a la gente importante.
Un abrazo.