sábado, 10 de abril de 2010

Elias Canetti

En las regiones altas de Nueva Guinea vivía un pueblo cuyos miembros eran tan viejos que no se acordaban de nada. Lo habían olvidado todo, incluso las palabras de idioma, movían los labios sólo en apariencia, se adormilaban al comer y despertaban cuando sentían ganas de evacuar. Éste era el único movimiento que parecía medianamente intacto. También habían olvidado que la gente muere y por eso ninguno de ellos había muerto hacía tiempo.

“Libro de los muertos”