La película de Lars Von Trier es un thriller psicológico violento, violencia que te hunde más por lo cercano que por las escenas aberrantes. Ese dolor seco, frío, extremo, que te hace tener miedo de ti mismo, del infierno interior de las ansiedades,la crueldad de la culpa, la locura que no se calma con nada.
Hay verdad en esta película tan dura que llega entre la desolación y angustiosa mirada del paciente y la seguridad fria y libresca del terapeuta mientras tenga alguien a quien salvar.
Los espectadores tenemos que adivinar quién es el Anticristo, donde está el infierno.