Es extraño como un perro se acostumbra a un ascensor
como un animal que nunca subió en un aparato como ese
huele lo justo , se mira en el espejo
y espera pacientemente que alguien toque la tecla,
mientras unas puertas metálicas abren y cierran el mundo.
Me asombra tanta naturalidad,
ese poder de adaptación casi insultante.