sábado, 24 de enero de 2009

El año de la Astronomía









Las piedras de Stonehenge son tan grandes que algunos piensan que habrían sido llevadas a las llanuras de Wiltshire desde Irlanda, por el mago Merlín, en los días de Ambrosio, tío del rey Arturo.
Otros hablan de un pueblo de gigantes míticos llamados los hiperbóreos que adoraban al dios Apolo y habitaban en el extremo norte de Europa. El historiador Diodoro de Sicilia (siglo I a.C.) evoca incluso un sitio que podría ser Stonehenge: Hay en la isla un recinto de Apolo y un templo ilustre, (...) los encargados son llamados boreades (...). El dios visita la isla cada 19 años, período durante el cual las estrellas vuelven a estar en el mismo lugar en el cielo.
Hoy , gracias a los análisis del carbono C-14, se ha podido datar su antigüedad en el 1845 a C.
En 1961, el plano del monumento fue estudiado por Gerald Hawkins y Fred Hoyle, especialistas en astrofísica. Su tesis es que los círculos de agujeros corresponderían al sistema simple de una máquina calculadora gigantesca y primitiva pero de una precisión sorprendente.
El anillo de los agujeros de Aubrey se relaciona con el ciclo de los eclipses lunares: Hawkins muestra incluso que corriendo cada año seis piedras de un agujero se pueden prever todos los eventos lunares para períodos muy largos. Finalmente, distintos ángulos entre las piedras solitarias definirían los solsticios y los equinoccios, las salidas y las puestas del Sol y de la Luna.
Hay que pisar la tierra de los bretones y flipar un poco.