viernes, 24 de octubre de 2008

Carta a Tamara

Probablemente nunca hubiera conocido a tu familia si no te hubieras muerto. No habría conocido a tu padre enfermo, al que nombrabas cuando te era imposible asistir a clase, el que yo imaginaba encamado y moribundo y conocí fuerte, queriendo explicar lo inexplicable entre abrazos y pésames ,en una tanatorio frío y aséptico.
No hubiera conocido a tu madre llena de dolor recordando tus palabras; la última conversación, lo que te gustaban los niños, el examen que preparabas, con esa ternura que tienen las madres con los hijos más pequeños.
Allí estábamos todos; familiares, amigos, profesores, compañeros, cargados con esa culpabilidad que da el silencio y la soledad.
Descansa en paz.

24 de octubre de 2008