miércoles, 21 de julio de 2010

Reincidencias de Eloy Sánchez Rosillo

Pretendemos a veces
ordenar nuestra vida
de otra forma. Y decimos:
" Desde mañana, nunca,
nunca más; no se puede
seguir así". Quisiéramos
que nada nos atara
a lo que ya hemos sido.
Le cerramos las puertas
a la memoria, y vamos
poco a poco adquiriendo
habilidad, destreza
en el arte difícil
de olvidar.

Avanzamos
con pasos inseguros
por extraños paisajes
desconocidos. Brilla
un sol raro en el cielo.

Y al cabo llega un día
en el que aseguramos
que por fín ya somos
lo que éramos.

Tiene
nuestra imagen un aire
distinto en los espejos
recientes de esta luz.
Con cuánta confianza
decimos: "Nada queda
de todo aquello; ahora
es posible de nuevo
comenzar".

Pero ocurre
de pronto algo imprevisto:
una tarde de lluvia,
un libro, unas palabras
que alguien dice al pasar,
una música, un rostro,
la soledad de un árbol,
la luna que recorre
muy lentamente el cielo
de una noche de julio.
Y este azar, con la fuerza
de lo que no esperábamos,
nos despoja de súbito
del sueño de ser otros.

No era verdad que hubiéramos
emprendido el viaje:
al despertar, miramos
con sorpresa la casa
desde la que creíamos
haber partido.
Y vuelve
nuestra vida a sus cosas
y a las viejas costumbres.