sábado, 30 de junio de 2007

RIO DE PORCOS

Recordando el Encuentro en Casa de Elma
Rio de Porcos. Ibias.
3 de junio de 2007




La casa de Elma queda apartada, separada del mundo por un puente colgante que en su día fue construido para coches, pero que el tiempo fue dejando para caminantes.
Aparcamos al otro lado del río y ella viene a buscarnos con su hija de 6 años, en esta tierra de nadie, donde todo es posible; hasta una niña vietnamita con acento asturiano que nos enseña juegos de margaritas.Y aparece la moto extraña llevándose nuestras bolsas y una casa escondida tras el monte llena de encanto.
Hago un esfuerzo por imaginarme el trabajo diario de: preparar habitaciones, limpiar ropa, baños, azulejos, cristales, cultivar la huerta, atender a los animales, y cocinar para 10 personas, con esos detalles que lo hacen todo más hermoso; el olor de las flores, lámparas con lunas, los cabeceros tallados de las camas, el color acogedor de las paredes, los colchones cómodos, los edredones de estrellas azules, la chimenea , la poesía de la biblioteca, la pizarra negra, la bodega, la cuadra, el palomar , la cocina con alacena, las cortinas de ganchillo, la comida casera, la huerta, la miel, el pan de Cangas, la mermelada, los licores. Una casa llena de trabajo impregnada de cariño e interminables detalles.
Elma tiene el signo de las mujeres que pueden, una luchadora del hemisferio hippie, donde lo que desapareció de su vida se le aparece en el rostro con ternura.
Y paseamos y cenamos y hablamos teniendo a Pedro presente, y reímos y lloramos y fuimos al mercadillo y nos compramos trapos de colores y comimos pulpo y respiramos el aire de estos montes y de esta energía femenina llena de palabras y silencios.
Ángela nos propone firmar como: “Muyeres d’aquí y d’allá”, y nos despedimos prometiendo volver.