viernes, 3 de febrero de 2012

Reflexión espiritual 269. Gioconda

Decir que no me gusta la gioconda parece un sacrilegio
Su mirada recelosa más que serena 
Práctica más que etérea
Cínica más que franca
El retrato por excelencia virtuoso y perfecto no me conmueve
¿El arte sin conmoción también es arte aunque no llegue?
¿Cómo es posible?