viernes, 15 de octubre de 2010

Bauman y lo liquido

“Durante mucho tiempo intenté captar los rasgos característicos de esta época y ahí surgió el concepto de ‘lo líquido’. Es un concepto positivo, no negativo. Como dice la enciclopedia, lo fluido es una sustancia que no puede mantener su forma a lo largo del tiempo. Y éste es el rasgo de la modernidad entendida como la modernización obsesiva y compulsiva. Una modernidad sin modernización es como un río que no fluye. Lo que llamo la modernidad sólida, ya desaparecida, mantenía la ilusión de que este cambio modernizador acarrearía una solución permanente, estable y definitiva de los problemas, la ausencia de cambios. Hay que entender el cambio como el paso de un estado imperfecto a uno perfecto y el estado perfecto se define desde el Renacimiento como la situación en la que cualquier cambio sólo puede ser para peor. Así, la modernización en la modernidad sólida sólo transcurría con la finalidad de lograr un estadio en el que fuera prescindible cualquier modernización ulterior. Pero en la modernidad líquida seguimos modernizando, aunque todo lo hacemos hasta nuevo aviso. Ya no existe la idea de una sociedad perfecta en la que no sea necesario mantener una atención y reforma constantes. El sentimiento dominante es ‘la inestabilidad’ asociado a la desaparición de puntos fijos en los que situar la confianza. Desaparece la confianza en uno mismo, en los otros y en la comunidad”. (Entrevista citada por Daniel Gamper, Ñ, julio de 2004).