¿Quién apuesta por destruir esas pequeñas salitas con su sofá lleno de rendijas por donde se cuela algún céntimo, la pinza de la ropa desaparecida, las facturas de algún supermercado y el polvo entrañable cuna de doscientos ácaros diminutos y desconocidos?
¿Quién podrá quitarnos esos rincones llenos de paz y desarmonía?
¿Quién?