Un día agradeces a la tierra que los hijos crezcan
encontrando hueco
y mientras todo eso pasa , al mismo tiempo
el cuerpo se vuelve blando y exigente.
Entonces te sientas en alguna vieja estación recordando,
viendo pasar la vida detrás de alguna barricada
desde algún jardín japonés o asturiano
mandando cariño entre feisbuks y blogs.
Y como diría Octavio Paz:”oigo latir la luz del otro lado”
Felicidades