No había nadie que marcase goles como aquel pequeño y feo delantero
tenía un don especial, no dejaba una pelota atrás, no daba nada por perdido
cuando se le acercaban tres armarios con malas intenciones regateaba,
serpenteaba dando pases de maestro.
Decían que tenía que ver con su punto de gravedad más cercano a la tierra que al cielo.
Le pisan la mano .El deporte y la vida.